Revisión bibliográfica del manejo perioperatorio en el paciente con dolor crónico con exposición prolongada a opioides
Resumen
La IASP define dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada
con o similar a la asociada con daño tisular real o potencial. El dolor puede ser agudo o crónico, y
su fisiopatología es un continuo una de la otra, por ende entender el dolor agudo y el proceso de
generación de dolor es imperativo para comprender el paso a dolor crónico. La transición de normal
a enfermo es una desviación cuantitativa que involucra factores de riesgo primarios (biológicos) y
secundarios (psicológicos, sociales y culturales).
El dolor crónico es la principal causa de discapacidad a nivel mundial, con una incidencia
en la población adulta que ronda entre el 25 y el 35%. Se considera una prioridad para los sistemas
de salud ya que su costo país se deriva tanto por atención médica directa así como por la pérdida
de productividad del individuo. A nivel laboral se evidencia inestabilidad laboral, absentismo,
pensión prematura y perdida laboral. Afecta el funcionamiento físico y actividades diarias, la
estructura social y familiar y la salud mental de individuo. La intensidad, duración y localización
del dolor tienen una influencia decisiva en el desempeño físico, disminuyendo la actividad física
del convaleciente y causando discapacidad, con repercusiones en otros aspectos de la vida diaria.
La ventaja de un abordaje biopsicosocial es que trata los constructos físicos y psicológicos que se
asocian al dolor, estos constructos son los que repercuten en la calidad de vida del paciente.
La evaluación inicial del paciente puede ser compleja y debería abordarse por un equipo
multidisciplinario de profesionales. Como el dolor es una experiencia subjetiva, las herramientas
de auto evaluación se han validado y son fundamentales para evaluar el impacto del dolor crónico.
Los pacientes deben evaluarse no solo por su dolor actual si no por el potencial de desarrollar dolor
crónico postquirúrgico o dependencia a opioides. Estas complicaciones son efectos adversos
indeseados en cualquier intervención, conlleva limitación funcional y trauma psicológico para el
paciente además de una sensación de fracaso para el equipo operativo.
La analgesia multimodal tiene amplia evidencia de calidad para su uso e inclusive se ha
estudiado su eficacia específicamente en pacientes tolerantes a opioides. Los regímenes incluyen
múltiples medicamentos, combinaciones de opioides y no opioides para alcanzar una analgesia
satisfactoria y minimizar efectos adversos. El objetivo primario en el manejo analgésico de los
pacientes quirúrgicos es manejar el dolor agudo mientras se previene la abstinencia y un aumento
persistente de la dosis de medicamentos opiáceos más allá del esquema de base del paciente.
La analgesia multimodal, una comunicación adecuada entre el personal y una relación
médico paciente estrecha son determinantes en el manejo y la evolución de estos pacientes. La
intervención temprana, con dosis y regímenes adecuados y un seguimiento postoperatorio
prolongado enfocado a deshabituación de opioides; han mostrado tener un impacto en las dosis a
largo plazo de los medicamentos y la incidencia de desorden de abuso de sustancias.
Concientizar al personal de salud en el manejo de estos pacientes es el primer paso en
acercarnos a implementar una analgesia adecuada como derecho humano.