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dc.creatorJiménez Matarrita, Alexander
dc.date.accessioned2020-03-04T15:29:43Z
dc.date.available2020-03-04T15:29:43Z
dc.date.issued2019
dc.identifier.citationhttps://www.clacso.org/antologia-del-pensamiento-critico-costarricense-contemporaneo/
dc.identifier.isbn978-987-722-557-0
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/10669/80683
dc.descriptionCapítulo de la sección -Crítica al mito de la identidad nacional costarricense.es_ES
dc.description.abstractHay poderosas razones para exigir que nuestro país sea hospitalario. Una de ellas es el orgullo; uno puede sentirse honrado de habitar un país que elige la hospitalidad como una forma de tratar a los inmigrantes, sobre todo a los pobres que son la mayoría y viajan esperanzados en ser bien recibidos y poder disfrutar de una vida buena, a la que tienen derecho. No hay forma de sentirse orgullo de una sociedad inhóspita y agresiva con quienes llegan a habitar en medio de ella y, antes de dañarla, la enriquecen con su presencia y su trabajo. Otra razón para exigir que sea un país hospitalario es el futuro de los hijos y la historia. Nuestros hijos y nietos estarán mezclados y entrelazados en los próximos años, con los hijos y los nietos de quienes ahora están llegando a Costa Rica desde otros países, así como ocurrió en el pasado con nuestros abuelos y padres. Por eso y porque ellos son quienes seguirán sosteniendo nuestra economía, nuestro trabajo, nuestras instituciones, nuestra cultura; debemos tratarlos como a quienes tienen un rostro humano y van a compartir con nosotros este incierto viaje por la vida. Tenemos que hospedarlos bien porque muy pronto ya no podremos distinguir entre ellos y nosotros, entre otras razones; el tiempo terminará convenciéndonos de que somos los mismos. El cumplimiento de esa exigencia de hospitalidad no ocurrirá fácilmente, pues algunos procesos y tradiciones funcionan como poderosos obstáculos. Uno de ellos tiene una dimensión mundial y difícilmente podemos cambiarlo a corto plazo. Se trata de la sustitución global de los horizontes éticos de convivencia y de la colocación de la voracidad financiera y mercantil como modelo de las relaciones humanas. En efecto, no podemos esperar habitar sociedades hospitalarias, mientras las sociedades sean imaginadas y gobernadas como mercados, y los seres humanos como consumidores o pura fuerza laboral. Hay también procesos locales también, los cuales impiden el cumplimiento del llamado a la hospitalidad y quizá se pueden revertir, de alguna manera. Uno de ellos tiene que ver con la construcción de imaginarios nacionales inhóspitos, xenófobos y narcisistas. Nuestras formas de imaginar a los extranjeros y de imaginarnos a nosotros mismos tienen consecuencias no siempre deseables. Una de las más peligrosas tiene que ver con la voluntad de imaginarnos como un mundo excepcional, habitado por gente blanca, y aislado de las historias y los procesos de los países vecinos. Distintos intelectuales costarricenses y extranjeros, desde el siglo XIX, han explicado el supuesto lugar excepcional de la sociedad costarricense en la región gracias a su condición de sociedad blanca o étnicamente homogénea y diversas estrategias narrativas y ciertas políticas estatales fueron utilizadas en la historia de Costa Rica, para convencer o reforzar las creencias sociales. De manera especial, se tomaron medidas orientadas a marcar fronteras migratorias y de población; algunos grupos raciales tuvieron prohibida la entrada al territorio nacional yotros que ya estaban dentro, como indígenas y afrodescendientes, no entraban en la historia nacional. Frente a imaginarios de este tipo, para ser un país hospitalario se necesita reconocer que Costa Rica es un Estado étnica y culturalmente plural; se debe seguir imaginando como crear las mejores condiciones para acoger e integrar de manera pluralista a los inmigrantes internacionales, y preferir las imaginaciones generosas y hospitalarias a las imaginaciones nacionalistas e inhóspitas. No es posible desarrollar todas las consecuencias de estas tesis en un breve artículo, pero, aunque solo se esbocen prevalece la certeza de que esas tesis contribuyen a fortalecer la voluntad de ser un país democrático y hospitalario.es_ES
dc.language.isoeses_ES
dc.sourceAntología del pensamiento crítico costarricense contemporáneo(pp.87-99).Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSOes_ES
dc.subjectSociologíaes_ES
dc.subjectPensamiento críticoes_ES
dc.subjectCosta Ricaes_ES
dc.subjectInmigrantees_ES
dc.titlePaíses inhóspitos, países hospitalarios (o de cómo imaginamos el lugar de los inmigrantes en Costa Rica)es_ES
dc.typecapítulo de libro
dc.description.procedenceUCR::Vicerrectoría de Docencia::Artes y Letras::Facultad de Letras::Escuela de Filosofíaes_ES


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