Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 29 ARTÍCULO ORIGINAL: EL SANATORIO CARLOS DURÁN CARTÍN, CARTAGO, COSTA RICA: UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y LA ARQUEOLOGÍA Hospital San Juan de Dios, San José, Costa Rica. Fundado en 1845 Parte IV: Yo, Baciloso: un acercamiento a la construcción social del enfermo tuberculoso. Y “La Literatura y la Tuberculosis” Recibido: 28/03/2012 Aceptado: 22/08/2012 Faridy Mena Bustamante1 1Licenciada en Arqueología, UCR. Asistente de investigación en Antropología para el Programa Latinoamericano en Estudios Socioreligiosos PROLADES. Correo electrónico nayudmb@gmail.com. En este capítulo se tratarán aspectos relativos propiamente al enfermo de tuberculosis, desde el simbolismo existente a partir de su denominación como tal, pasando por su ser físico así como psicológico, para acercarnos a la percepción de la clase alta hacia el tuberculoso, pues esta enfermedad como tantas otras, era clasificada como una enfermedad social lo que le da relevancia a aspectos de cierto modo “clasistas”(54) que van a encasillar a los tuberculosos bajo ciertas características propias, sean estas apropiadas o no y de este modo se podrá definir con cierta claridad, el modo en que la clase social va a determinar el modo de vida de los enfermos, gracias a las oportunidades a las que pueden tener acceso o no desde su esfera social. Denominaciones para denotar al enfermo tuberculoso: A partir del desarrollo de la medicina, se le ha dado múltiples nombres a la Tuberculosis, entre ellas, “tisis, escrofulosis, la gran plaga blanca, consunción, enfermedad del agotamiento, tabes, bronquitis, inflamación pulmonar, fiebre hética, fiebre gástrica y lupus” (Waksman, 1968). Hoy en día se sabe que algunas de estas son enfermedades completamente diferentes a la tuberculosis, pero durante algún tiempo se tomaron como si se tratara de la misma. Del mismo modo a las personas con tuberculosis también se les denominó de distintas formas, entre estas denominaciones las más usadas son, tuberculoso, tísico y baciloso. Tanto tuberculoso ISSN 2215-2741 Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 30 como tísico dependen de si se considera padece de tuberculosis o de tisis en cada caso y baciloso se debe a la denominación dada a partir del conocimiento del bacilo de Koch y su ingreso al organismo provocando la enfermedad. Por lo que baciloso indicaría la presencia de bacilos en el cuerpo. Al leer sobre la tuberculosis es posible encontrar también palabras como bacilífero, bacilítero o bacilar que se derivan de baciloso y que se usan para nombrar ciertos estados o productos, por ejemplo “la muestra bacilífera”. El modo en que se nombra a quien padece de tuberculosis, podría parecer un asunto carente de importancia, casi irrelevante, pero históricamente no es así, pues por ejemplo la tisis en ocasiones se consideró como el estado final de la enfermedad tuberculosa, por lo que si un médico le daba a su paciente un resultado que lo caracterizara como tísico, le estaba condenando a una muerte segura. Como ejemplo Dumas (1973, p.47) con su personaje Margarita afirma; “…yo estoy enferma, y de una de esas enfermedades que no perdonan;…” refiriéndose a la tisis. La denominación va a ser importante para el individuo que es diagnosticado, además es importante por cómo va a ser recibido por la sociedad, pues era distinto el dar la noticia a los familiares y amigos de que se padecía de bronquitis en lugar de “consunción Galopante”(55) pues esta manifestaba que el deterioro del individuo sería acelerado. Si bien durante la segunda mitad del siglo XX ya la diferencia entre las posibles denominaciones para el enfermo tuberculoso no eran tan importantes, como nos aclara el doctor Lenín Sáenz Jiménez, decir “tísico” o “tuberculoso” no hace diferencia, tan solo corresponden a la corriente de pensamiento a la que pertenezca el médico que hace el diagnóstico, pues ambas son exactamente la misma enfermedad, a pesar de que aún en bibliografía médica podía encontrarse cierta distinción para la época. El carácter del tuberculoso: Los individuos que resultaban diagnosticados de tuberculosis, eran por lo general reconocidos por ciertas características tanto físicas como psicológicas, la mayor parte de ellas negativas. A las mujeres se les creía de personalidad ardiente, casi lujuriosa y dadas a los excesos, además de que se les creía atractivas debido a su delgadez y palidez. A los hombres se les acusaba de alcohólicos y claro también dados a los excesos y mujeriegos. Se creía además que los excesos eran los causantes de que el individuo desarrollara la enfermedad, una vez enfermos estos excesos continuaban dañando su estado general. “A cada copa de champaña, se cubrían de un arrebol calenturiento sus mejillas, y una tos, ligera al comienzo de la cena, había ido haciéndose a la larga lo bastante fuerte para forzarla a echar la cabeza sobre su respaldo y a comprimir su pecho con sus manos cada vez que tosía. Me causaba verdadero sufrimiento el daño que en aquel endeble organismo debían de hacer tales exceso diarios… creí notar que se desgarraba su pecho por dentro. A la pobre infeliz se le empurpuró el rostro: cerró de dolor los ojos y se llevó a los labios su servilleta, que enrojeció una gota de sangre. Le ocurre que ha reído demasiado y que escupe sangre… todos los días le pasa eso.” (Dumas 1973, p.101- 102) Sobre esta vida de excesos, que caracteriza a los tuberculosos, se da una especie de diagnóstico social de la enfermedad, de por qué ocurre y qué la empeora, por parte de quienes rodean al enfermo. “La pobre muchacha está muy enferma”, me aclaró. “¿Pues qué tiene?” “Tiene que padece del pecho, y que, como hace una vida nada a propósito para curarla, está en cama y se muere.” (Dumas 1973, p.82) Estas concepciones se encontraban basadas en la religión, la ignorancia en muchas ocasiones, los mitos y teorías como la humoral, la miasmática y la de diátesis heredada(56), que al ser transmitidas a la población cobraban significado popular y se hacían prácticas comunes. Se creía además de que la vida de excesos hacia más fácil contraer la enfermedad, que la represión de emociones también generaba en el individuo la aparición de los primeros síntomas de la tuberculosis y de allí avanzaría hasta quitarle la vida, por ello quienes poseían en su haber historias de amores no resueltos o tenían la tendencia a reprimir sus sentimientos eran mucho más propensos a contraer la enfermedad. Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 31 Afirmación que resulta en contraposición a la idea de que el tuberculoso es creativo y artístico, tanto que se creía que los artistas que estaban enfermos le debían a su condición su éxito. El arte ha sabido expresar la percepción social sobre la tuberculosis en especial a partir de la segunda mitad del siglo XIX; contando con ejemplos en la literatura, la pintura, la ópera, la música y el cine, en su mayoría. Se expondrá algunos ejemplos y se ahondará en los más relevantes. Dado que se busca el componente más humano de la enfermedad, para evidenciar el carácter del enfermo de tuberculosis, la mejor forma de lograrlo parece ser aprovechando la evidencia artística disponible. Novalis, Schiller, John Keats, Becquer, Chéjov, Chopin, Carl María von Weber, Modigliani, las tres hermanas Brontë (Emily, Ann y Charlotte(57)), son algunos de los artistas que murieron a causa de la tuberculosis y a los que podría achacárseles poseer “sensibilidad tísica”. La tuberculosis adquirió con el tiempo, el carácter de castigo divino por pecados cometidos, se le creía una forma de expiación de los mismos, debido al sufrimiento que atravesaban los enfermos antes de llegar a la muerte. De modo que a pesar de haber llevado una vida en pecado o “una vida de excesos”, por abusar del licor, de las fiestas, de las mujeres, se conseguía finalmente padecer de tisis y de este modo se purificaba el pecado y el alma finalmente quedaba limpia luego de la muerte. Para este momento era irrelevante si ya se sabía que la tuberculosis era transmitida mediante el contagio del bacilo de Koch o no, pues iban a ser más fuertes los conceptos transmitidos de generación en generación, apoyados en gran medida por la religión. En “La Dama de las Camelias”, Dumas habla sobre cómo la enfermedad como castigo es propia a la vida de los tuberculosos. “Miraba todas aquellas cosas, cada una de las cuales me representaba una prostitución de la pobre meretriz y me decía que Dios había sido clemente para ella puesto que no permitió que soportara el castigo ordinario de sus culpas, y la había dejado morir, en medio de su lujo y su belleza, antes de la vejez, esa primera muerte de las cortesanas.” (Dumas 1973, p.18) En el caso de Margarita, la protagonista de la historia, ella recibía de Dios la bendición de morir prontamente, pues de no ser así habría tenido una agonía lenta por sus pecados. Por el contrario esta muerte le libra de su vida mundana, pues se afirma que “Ha vivido como una pecadora, pero muere como una cristiana” (Dumas 1973; p.270) Se consideraba al tuberculoso, como un ser sumamente sensible, en especial a la mujer, que además de bella resultaba grácil y alejada de lo mundano, “Mi médico dice que obedece eso a que soy nerviosa y siempre estoy delicada.”, (Dumas 1973, p.94) característica muy interesante si notamos que por una parte, la inmundicia es la que lleva al individuo a padecer de tuberculosis, pero una vez que la adquiere su existencia cobra distinto significado, y se encuentra así en un nivel de pureza superior al de los demás seres que le rodean, pero sin dejar nunca de saberse que su sufrimiento proviene de una vida llena de excesos. El estado de debilidad se agravaba con las preocupaciones cotidianas, así como con el pensar acerca de la enfermedad. “Mi médico me prohíbe escribir todos los días. En efecto, no hacen mis recuerdos sino aumentar mi fiebre.” (Dumas 1973, p.261). En algunas ocasiones se ejemplificaba la presencia de “diátesis tísica”(58), mediante un halo colocado sobre la cabeza, como afirma Waksman (1968). Lo que simbolizaba la pureza del alma, al hacer comparación visual entre el tuberculoso y los santos. Se analizan ejemplos en particular sobre la influencia de la tuberculosis sobre el arte y los artistas que componen estas obras y con esto se pretende evidenciar de modo más claro la percepción de la sociedad sobre esta enfermedad. Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 32 LA LITERATURA Y LA TUBERCULOSIS La forma en que se caracterizó a las personas que sufrían de este mal, daba pie a los escritores de la época para poder narrar sus historias sobre los más diversos personajes y que su obra resultara de interés, debido a las características de los mismos, basados en su sufrimiento físico y emocional, a su vida en pecado o esta extraña fascinación con el hecho de que la enfermedad le daba al individuo características especiales por sobre los demás seres humanos, ya que la enfermedad le hacía en cierta forma superior a los demás. Entre ellas las más conocidas son: La Dama de las Camelias: “La Dame Aux Camélias” título original en francés, de Alexandre Dumas (hijo) perteneciente al género del realismo pero con claros toques de romanticismo. La obra está ambientada en el París de 1840 y fue publicada en 1848. Expone la vida de Margarita Gautier, una prostituta, que debido a su forma de ganarse la vida termina enferma de tisis y muere a corta edad, tras un inimaginable sufrimiento físico y emocional. Figura 1. Portada libro “La Dama de las Camelias”, de Alexandre Dumas. Pabellón de Reposo: publicada en 1943. Obra de Camilo José Cela, escritor español, quien relata esta novela en base a su propia experiencia personal, al haber sido ingresado dos veces durante su juventud en un sanatorio antituberculoso en España. El relato expone la vida dentro del mismo y se conocen 7 personajes, tanto masculinos como femeninos, que deben soportar tanto el dolor de la enfermedad, como el del aislamiento y la soledad y que como único escape pueden plasmar sus sentimientos en cartas, diarios y memorias. Figura 2. Portada libro “Pabellón de Reposo” de Camilo José Cela. La Montaña Mágica: del escritor alemán Thomas Mann, relato también basado en la vida dentro de un sanatorio de alta montaña, publicada en el año 1924, basada en la experiencia propia del autor al visitar a su esposa Kattia quien estuvo internada en un Sanatorio Antituberculoso en Davos, Suiza. En este caso los protagonistas son personajes de clase alta por lo que la novela está llena de política, filosofía e ideales propios de la burguesía. Imagen XLIV Portada libro “La Montaña Mágica” de Thomas Mann. En nuestro país se encuentra también una obra literaria que basa su relato en la vida de un joven tuberculoso. Ésta tiene la particular característica de ser escrita por un Médico Costarricense, que Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 33 evidencia cómo la tuberculosis responde a un problema social, ya que la mayor parte de quienes la padecen, sufren a la vez de pobreza, y es esta la que los lleva más tarde a encontrarse entre las listas de pacientes a tratar. A la vez esta historia nos muestra una visión única, pues este autor es el primero en suponer una relación entre el enfermo y su enfermedad, con un plano metafísico en el que ocurren hechos inexplicables para la ciencia pero que justifican la fe. Juan luz y sombra de Eliseo Valverde Monge(59) (2008). La obra está ambientada en la Costa Rica de 1967 y trascurre dentro del Hospital Nacional para Tuberculosis, en donde el médico labora y a donde llega Juan, un joven de 17 años, que viene de Upala, en estado crítico casi al borde de la muerte, y que recibe cuidados por 14 meses en este centro, de donde finalmente sale curado. Durante su estadía, atraviesa junto a los doctores y demás personal, una serie de experiencias a veces inexplicables para la ciencia. En esta obra se debe rescatar precisamente el que a pesar de que está relatada desde la voz de un médico, este no trata de poner el conocimiento científico por sobre ninguna otra opinión, ni siquiera la del conocimiento popular. Figura 3. Portada libro “Juan luz y sombra” de Eliseo Valverde Monge Poemas de Evaristo Carriego (1883-1912): Poeta argentino que en su obra “Misas Herejes” de 1908 presenta el siguiente poema: “LA QUEJA” Como otras veces cuando la angustia le finge graves cosas hurañas; la infeliz dijo, después que el rojo vómito tibio mojó la almohada, las mismas quejas de febriciente, las mismas quejas entrecortadas por el delirio, las que ella arroja como un detritus de la garganta. ~~~ • ~~~ Bajo el recuerdo remoto y vivo, jornadas rudas de su desgracia, rápidos cruzan por la memoria sus desconsuelos de amargurada: ~~~ • ~~~ desde el sombrío taller primero que vio su carne cuando era sana hasta la hora de la caída de la que nunca se levantara. ~~~ • ~~~ Porque era linda, joven y alegre ascendió toda la suave escala: supo del fino vaso elegante que vuelca las flores en la cloaca. Porque a su abismo lo creyó cumbre, leves mareos de la esperanza quizá embriagaron sus realidades puesto que huyeron sin inquietarla; y la salvaron de los hastíos fue la devota que amó las llagas; y a su belleza rindió homenaje la inmunda jerga que deshojaba en delictuosas galanterías rosas obscenas para sus gracias; la jerga inmunda, que en madrigales volvió la torpe frase guaranga de los celosos apasionados, que bravamente, como ofrendadas invitaciones de amor, lucían vivos claveles en la solapa, largos reproches en sus cantares y torvas iras en las miradas... sus caballeros... esos a quienes por su coraje, la roja heráldica de las pendencias y las prisiones dio pergaminos de aristocracia. ~~~ • ~~~ Más tarde el otro... Las exigencias, las tiranías de aquel canalla que ella mantuvo, las indecibles horas de eterna mujer golpeada; siempre el azote como caricia sobre sus lomos que soportaron sin rebeliones de carne esclava: ¡lomos de pobre bestia sufrida, de pobre bestia ya reventada! Revista Clínica de la Escuela de Medicina UCR – HSJD Año 2012 Vol 2 No VIII Rev Cl EMed UCR www.revistaclinicahsjd.ucr.ac.cr 24 agosto 2012 34 Y aquella noche, ¡noche tremenda! con los pulmones echar el alma! ~~~ • ~~~ Por eso grita su queja inútil de inconsolable, la queja aciaga, inofensiva, porque en su boca, son estertores de amordazada, las frases duras que va arrojando que levemente la desolaran, como poemas sentimentales, largos idilios de cortesana. ~~~ • ~~~ Después... terrible, llegó el descenso, y hubo agonías de lucha infausta: el tren lujoso, los bares de moda, -últimas glorias de consagrada- ya no volvieron a mecer tiernas ensoñaciones interminadas, ya no volvieron ansias ocultas de las novelas de fe romántica, ni a obsedar, tristes, sus aventuras las heroínas que ella imitara, pues, desde entonces, casi insensible, vivió la vida de una de tantas... y enamoróse de un orillero, por un capricho, porque ostentaba, como un orgullo jamás vencido, adorno y premio de sus audacias, una imborrable cicatriz honda sobre su rostro: cartel de cara, brutal nobleza, blasón sangriento que con fiero arte grabó la daga. ~~~ • ~~~ La vio el suburbio pasar risueña, porque en sus horas inconfesadas de peregrina de los burdeles en que sintiendo la horrible náusea del primer vómito, que arrancó el golpe del bruto infame, loca de rabia, embravecida, con todo su asco le escupió al rostro su sangre insana... ~~~ • ~~~ Y otra vez, y otra; feroz recuerdo del miserable, lleva la marca, lleva el estigma que dejó el tajo con que, al marcharse, le abrió la cara. ~~~ • ~~~ Después, enferma... Los sufrimientos, las mentirosas voces de lástima o los insultos jamás velados: ¡la vida puerca, la vida mala! ~~~ • ~~~ Perdió en el lecho sus atractivos, Y así, destruida la antigua gracia, ya no hubo triunfos, pues los deseos para saciarse la hallaron flaca... ~~~ • ~~~ Por eso a solas, hoy, en el cuarto donde se muere, donde le arranca hondos gemidos la tos violenta, la tos maldita que la desangra, bajo la fiebre que la consume tiene rencores de sublevada, ¡tiene unas cosas!... ¡Oh, si pudiera como un detritus de la garganta llena de angustias, al mismo tiempo que los pedazos de sus entrañas. ~~~ • ~~~ En este poema se puede apreciar, el modo en que el autor y probablemente la sociedad a la que pertenece, observan y entienden a la tuberculosis, en donde la protagonista es una mujer muy enferma, con graves daños en su organismo y que a demás de sufrir por su enfermedad sufre por el maltrato recibido, a lo que decide responder, contagiando el mismo estigma que padece a quien le mortifica _________________________________ 54 Se refiere a clasista, para denotar el carácter hasta cierto punto discriminatorio, con que se denota a la persona con tuberculosis, pues para algunos se trata de personas, sucias, maleducadas, pobreza, casi dignas de lástima, mientras para otros, constituyen una clase distinta de seres humanos, pues alcanzan cierta gloria por su sufrimiento, teniendo una claridad mental, y una capacidad artística más allá de lo común, incluso hay quienes opinan que se trata de personas con capacidades especiales y más cercanas a la espiritualidad que a la corporalidad humana. 55 Forma rápidamente progresiva conocida de este modo en el S. XIX (Waksman, 1968) 56 Conjunto de factores que determinarán si un individuo es propenso o no a contraer la enfermedad. 57 Novalis: poeta alemán (1772-1801), Friedrich Schiller: dramaturgo alemán (1759-1805), John Keats: poeta británico (1795-1821), Gustavo Adolfo Bécquer: poeta y narrador español (1836-1870), Antón Chéjov: médico, escritor y dramaturgo ruso (1860-1904), Fréderyk Chopin: compositor y pianista polaco (1810-1849), Carl María von Weber: compositor, pianista alemán (1786-1826), Amedeo Modigliani: pintor y escultor italiano (1884-1920), Emily Brontë: escritora británica (1818-1848) Charlotte Brontë: escritora británica (1816-1855) y Anne Brontë: novelista y poetisa británica (1820-1849). 58 Predisposición adquirida de modo heredado o por el ambiente a padecer de tuberculosis, entre los factores que podían llevar a la enfermedad, estaban la suciedad, el abuso del alcohol, los excesos sexuales, entre muchos otros. 59 Médico y cirujano costarricense, que trabajó como médico residente en el Hospital Nacional para Tuberculosis como en el año 1967, a partir de esta experiencia relata la historia; Juan luz y sombra. _________________________________