IMPERIOS,AGENTESYREVOLUCIONES LALARGAGUERRAFRÍAENCOSTARICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor En sus capítulos, este libro muestra cómo la pequeña Costa Rica pudo transitar en el mundo de la larga Guerra Fría. Se trata de estudios realizados por un grupo de investigadores que han logrado profun- dizar en un periodo histórico complejo, a partir de un descentramiento del concepto de Guerra Fría y de su uso para entender la historia del país durante el siglo XX. De esa forma, este libro tiene la capacidad de ofre- cer una perspectiva amplia sobre el concepto que lo motivó, pero también de utilizar una escala local para avanzar en las problemáticas del estalinismo, el anticomunismo, las movilizaciones, la lucha por la apropiación de conceptos, la manipulación de los poderes globales para el beneficio propio, las acciones del comunismo en la clandestinidad, las culturas empresariales, las producciones literarias que sevieron influenciadas por la división global, y las luchas por la imagen internacional del país. La originalidad de estos trabajos da pruebas mani- fiestas de un cambio rotundo en la historiografía costarricense, que pone más acento en los periodos contemporáneos y en actores disímiles, así como en el uso de fuentes con nuevas perspectivas. IMPERIOS, AGENTES Y REVOLUCIONES LA LARGA GUERRA FRÍA EN COSTA RICA (1928-1986) David Díaz Arias | Editor Comité editorial: Dr. Kevin Coleman, University of Toronto Dr. David Díaz Arias, Universidad de Costa Rica Dr. Marc Edelman, City University of New York Dr. Michel Gobat, University of Pittsburgh Dra. Christine Hatzky, Leibniz Universität Hannover Dr. Jeffrey L. Gould, Indiana University Dr. Lowell Gudmunson, Mount Holyoke College Dra. Montserrat Llonch, Universidad Autónoma de Barcelona Dr. George Lomné, Université Paris-Est Marne-la-Vallée Dr. Héctor Pérez Brignoli, Universidad de Costa Rica Dr. Eduardo Rey Tristán, Universidad de Santiago de Compostela Dr. Ronny Viales Hurtado, Universidad de Costa Rica Dra. Heather Vrana, University of Florida Dr. Justin Wolfe, Tulane University Primera edición, 2022. Diseño, portada, diagramación y control de calidad: Adriana Araya Esquivel. Corrección de pruebas: El editor y los autores y las autoras. Imagen de la portada: El presidente de Estados Unidos Harry S. Truman (izquierda) y José Figueres Ferrer, presidente de Costa Rica (a la derecha). Fotografía perteneciente a la Truman Library. Fecha: 30 de octubre de 1959. © Centro de Investigaciones Históricas de América Central. © David Díaz Arias. Prohibida la reproducción total o parcial. Todos los derechos reservados. Hecho el depósito de ley. 320.5 IM34i Imperios, agentes y revoluciones: la larga guerra fría en Costa Rica (1928-1986). D. Díaz A., (ed.). Primera edición. - San José, Costa Rica. - Universidad de Costa Rica : CIHAC, 2022. Versión digital xxii, 334 p.; ilus.; 21,5 x 14 cm. ISBN 978-9930-9758-6-2 I. Guerra fría – Costa Rica. II. Política y gobierno – Costa Rica. III. Condiciones sociales – Costa Rica. IV. Partidos po- líticos – Costa Rica. V. Relaciones internacionales. 1. Díaz Arias, David G., editor. 2. Quirós Solís, Pablo. 3. Angulo Brenes, Sonia. 4. Cortés Sequeira, Sofía. 5. Conejo Barboza, Luis Antonio. 6. Chaves Zamora, Randall. 7. Fernández Morera, Esteban. 8- Mata Li, Mariela. 9. Barboza Hernández, Ana Lucía. Índice ix Índice Prólogo Una larga Guerra Fría .................................................. xix Capítulo 1: “Contrarrevolucionarios burgueses y saboteadores de la patria del socialismo”: la producción política del anti-Trotskismo en Costa Rica (1928-1940) Pablo Quirós Solís ........................................................ 1 Introducción ............................................................. 1 1. El Comintern estalinista contra la oposición en América Latina (1928-1938) .................................... 13 2. El caso costarricense: de simpatizantes trotskistas a estalinistas recalcitrantes (1931-1940) .................. 23 Conclusión ................................................................ 40 Capítulo 2 “Pan y Trabajo”: el movimiento de desocupados y el Partido Comunista de Costa Rica, 1929-1933 Sonia Angulo Brenes .................................................... 43 Introducción ............................................................. 43 1. Surgimiento del movimiento de los desocupados .... 46 2. Las estrategias de lucha de los desocupados y su relación con la UGT ............................................. 51 3. El surgimiento del PCCR y su influencia en el movimiento de desocupados .................................. 55 4. Las reacciones del gobierno .................................. 62 Conclusión ................................................................ 64 x David Díaz Arias Capítulo 3 La reorganización del Partido Vanguardia Popular y su paso a la clandestinidad 1948-1950 Sofía Cortés Sequeira .................................................... 67 Introducción ............................................................. 67 1. La derrota militar del PVP, 1947-1948 ................. 69 2. Clandestinidad y reorganización del PVP, 1948-1949 ................................................................ 81 3. La expectativa del retorno de Mora ....................... 100 Conclusión ................................................................ 109 Capítulo 4 La invención de la socialdemocracia costarricense y de su caudillo, 1948-1952 David Díaz Arias .......................................................... 113 Introducción ............................................................. 113 1. Los muchachos socialdemócratas y la invención de la “revolución” ..................................................... 115 2. La producción de la Constitución Política y los límites del poder “revolucionario” ............................ 129 3. El final de “la revolución” .................................... 141 4. Liberación Nacional y su caudillo ......................... 147 Conclusión ................................................................ 153 Capítulo 5 De la buena vecindad al círculo viviente: modelos de comunicación empresarial transnacional de la United Fruit Company en Centroamérica (1939-1962) Luis Antonio Conejo Barboza ........................................ 155 Introducción ............................................................. 155 1. La United Fruit Company en la historia estadounidense y centroamericana ........................... 156 2. Un modelo de comunicación para un nuevo contexto global, 1939-1945 ...................................... 160 Índice xi 3. El modelo asimétrico bidireccional responde al nacionalismo y el comunismo: 1945-1962 ................ 178 Conclusión ................................................................ 185 Capítulo 6 Intelectuales bajo asedio: la Guerra Fría cultural y la Fundación Ford en la Universidad de Costa Rica (1954-1975) Randall Chaves Zamora ............................................... 189 Introducción ............................................................. 189 1. La Guerra Fría cultural ......................................... 191 2. La Fundación Ford ............................................... 196 3. La Universidad de Costa Rica ............................... 202 4. Las Ciencias Sociales ........................................... 206 Conclusión ................................................................ 216 Capítulo 7 La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción anticomunista, 1970-1972 Esteban Fernández Morera ........................................... 221 Introducción ............................................................. 221 1. Café, détente y secretismo ..................................... 222 2. “Costa Rica Primero”: El anticomunismo patriótico .... 230 3. “¡Dios! ¡Patria! ¡Pueblo!”: la religionización de la campaña antisoviética ........................................... 239 Conclusión ................................................................ 247 Capítulo 8 Fuego y hielo: representaciones de la Guerra Fría en la literatura costarricense Mariela Mata Li ........................................................... 249 Introducción ............................................................. 249 1. Literatura costarricense durante la Guerra Fría ...... 251 xii David Díaz Arias 2. Antecedentes: La caída del águila (1920) de Carlos Gagini ....................................................... 254 3. Generación del Repertorio Americano: El grano de oro y el peón (1933) de Carmen Lyra .................... 259 4. Generación de los 40 y realismo social: Juan Varela (1939) de Adolfo Herrera García.................... 262 5. Inicio de las novelas posnacionales: Los leños vivientes (1962) de Fabián Dobles ............................. 267 6. Tránsito hacia la nueva novela histórica: Cachaza (1977) de Virgilio Mora .............................. 273 7. La posmodernidad: Gulliver dormido (1985) de Samuel Rovinski .................................................. 279 Conclusión ................................................................ 284 Capítulo 9 Una batalla peligrosa: la imagen política de Costa Rica en el exterior durante la última etapa de la Guerra Fría, 1980-1986 Ana Lucía Barboza Hernández ...................................... 289 Introducción ............................................................. 289 1. La imagen de Costa Rica en el exterior ................. 290 2. Costa Rica, ¿una nación agresora? ....................... 297 3. La cruzada diplomática ......................................... 307 Conclusión ................................................................ 319 Epílogo El bien común .............................................................. 321 Acerca de las autoras y los autores .............................. 331 La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 221 Capítulo 7 La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción anticomunista, 1970-1972 Esteban Fernández Morera Introducción Durante la segunda administración constitucional de José Figueres Ferrer como presidente del país (1970-1974), se produjo un hito que rompió con la ortodoxia bipolar y el in- quebrantable anticomunismo oficial que caracterizó Costa Rica desde 1948: la apertura al mercado de los países del Pacto de Varsovia y la instalación de la embajada de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en San José en 1972. Esas decisiones produjeron la mayor protesta antico- munista en Costa Rica después de las manifestaciones anti- Fidel Castro que ocurrieron a inicios de la década de 1960. Para analizar esta convulsa coyuntura, este capítulo está dividido en tres apartados. En el primero se exploran las ra- zones locales e internacionales que llevaron a Costa Rica a tomar políticas aperturistas, así como las medidas tomadas por las autoridades gubernamentales para tal objetivo y las primeras reacciones en su contra. En el segundo apartado se estudian las manifestaciones y símbolos antisoviéticos que provocó la visita de una misión diplomática de la URSS a finales de 1971. En el último apartado se expondrá un segundo momento de la campaña antisoviética, que implicó su religionización y su declive. 222 Esteban Fernández Morera 1. Café, détente y secretismo La caída de los precios del café se convirtió en el principal detonante y justificador en la apertura de Costa Rica hacia el mundo soviético. Después de pasar por una bonanza en los precios de café entre 1949 y 1958, se pasó a un segundo periodo de desplome en los precios y a una acumulación de existencias del producto que se volvió difícil de colocar en los mercados internacionales.1 La solución ante esta nueva eta- pa en el mercado mundial del café fue la creación, en 1962, del acuerdo multilateral “Convenio Internacional del Café” (CIC), en el cual se estableció la contención de las áreas sem- bradas y las cuotas de exportación para los países miembros.2 A finales de la década de 1960, el problema de los excedentes del producto acumulado debido a las cuotas establecidas era difícil de resolver; por eso, una de las vías para enfrentar ese escollo era ubicar esa producción en mercados no tradi- cionales, lo que significaba negociar con los países soviéticos de Europa de Este. Costa Rica se decantó por esta acción.3 De esa forma, durante la administración del político conservador José Joaquín Trejos Fernández (1966-1970), gra- cias a la colaboración de Manuel Mora Valverde, Secretario General del clandestino Partido Vanguardia Popular (PVP), se logró enviar las primeras exportaciones de café a países co- munistas, incluyendo a la Unión Soviética.4 El gobierno de 1 Jorge Rovira Mas, Estado y política económica en Costa Rica, 1948-1970 (San José: EUCR, 1982), 65-66. 2 Luis Portillo, “El Convenio Internacional del Café y la crisis del mercado”, Comercio Exterior (abril, 1993), 380-381. 3 Silvia Molina Vargas, “Figueres Ferrer y Mora Valverde: Diplomacia del café y acercamiento de antagónicos (1971-1972)”, Diálogos Revista Electrónica de Historia, número especial (2008), 1903-1904. 4 Francisco Roja Aravena, “Las vinculaciones diplomáticas, económicas y culturales entre Costa Rica y la Unión Soviética: un bajo perfil”, Anuario de Estudios Centroamericanos 12, No. 1 (1986), 56. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 223 Trejos justificó este trato en términos puramente comerciales, pero, al llegar al poder en 1970, Figueres lo amplió al mundo diplomático al establecer, sorpresivamente, rela- ciones diplomáticas con Hungría el 14 de mayo de 1970.5 Cinco días después, durante una conferencia de prensa, Figueres indicó que el trato comercial con los soviéticos llevaba el compromiso de abrir una oficina de negocios de la URSS en Costa Rica; al anunciarlo indicó: “Yo no veo inconveniente alguno de relaciones con Rusia. Relaciones comerciales y culturales, no ideológicas ni de espionaje. No veo por qué no podemos hacer lo que hacen muchos países democráticos de tener relaciones con Rusia”.6 Como ha apuntado la historiadora Silvia Molina Vargas, a escasos doce días de asumir el poder, Figueres ya había establecido relaciones diplomáticas con Hungría y buscaba hacer lo mismo con Moscú7. Diferentes investigadores han intentado responder a la pregunta sobre cuál fue el motivo de esta decisión de Figueres. Francisco Rojas Aravena, desde una visión internacional, mencionó la importancia del periodo de “distensión” entre las dos superpotencias para justificar el cambio de actitud con respecto al mundo socialista8. Al respecto, las políticas internacionales de distensión proponían “estabilizar la Guerra Fría” a partir de la re- ducción de las tensiones (retóricas y políticas) y crear puentes entre los dos mundos. Este acercamiento co- menzó en la década de 1960 de la mano del presidente francés Charles de Gaulle y, posteriormente, se extendió al 5 “Costa Rica establece relaciones con Hungría”, La Nación. 15 de mayo de 1970, 4. 6 “Gestionan venta de café a la Unión Soviética”, La Nación. 20 de mayo de 1970, 4. 7 Molina Vargas, “Figueres Ferrer y Mora Valverde…”, 1904. 8 Rojas Aravena, “Las vinculaciones diplomáticas…”, 55. 224 Esteban Fernández Morera trato entre las dos Alemanias por iniciativa del presidente de Alemania Federal, Willy Brandt. A finales de esa dé- cada e inicios de la de 1970, el presidente estadouniden- se Richard Nixon estableció relaciones bilaterales con la China comunista y con la URSS.9 Gracias a ese paso al frente de Nixon, los países latinoamericanos se interesaron también por establecer lazos diplomáticos con el mundo soviético, incluyendo a Costa Rica.10 Por su parte, en su explicación al respecto, Molina Vargas pone énfasis en los intereses de la burguesía nacional con respecto a la apertura de las relaciones co- merciales con la URSS. Ella señala que, ante la crisis de excedentes del café, la vieja burguesía cafetalera encon- tró en los mercados socialistas una posibilidad para so- brevivir en el escenario económico y de poder nacional. Molina Vargas asegura que esas relaciones involucraban, a su vez, un posible tratado de compra de maquinaria a los soviéticos, lo cual perjudicaría a la nueva burguesía importadora y fueron esos intereses los que llevaron a ese grupo a estar en contra de la apertura.11 Al estudiar los archivos de la CIA y de la KGB, autores como Graeme S. Mount, Charles D. Brockett, Christopher Andre y Vasili Motrokhin han demostrado cómo Figueres recibió a principios de 197012 un soborno de $300.000 por parte de los soviéticos, vía Mora Valverde, con el fin de destinarlos a su campaña electoral presidencial y 9 Odd Arbe Westad, La Guerra Fría. Una historia mundial (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2018), 401-409 y 427-435. 10 Rojas Aravena, “Las vinculaciones diplomáticas…”, 55. 11 Molina Vargas, “Figueres Ferrer y Mora Valverde…”, 1905. 12 Según memorándum para Henry A. Kissinger del día 17 de noviembre de 1970, el monto fue entregado a Figueres el 24 de febrero de 1970. National Archives, Nixon Presidential Materials, NSC Files, Box 779, Country Files, Costa Rica. Secret, Eyes Only. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 225 comprometiéndose por eso a restablecer las relaciones diplomáticas con la URSS en caso de que finalmente ob- tuviera la victoria electoral.13 Ese trato habría iniciado en 1968, cuando el PVP se comprometió a apoyar al candi- dato del Partido Liberación Nacional (PLN), pidiendo a cambio la legalización del PVP y la ubicación de algunos de sus miembros en posiciones claves del eventual go- bierno de Figueres.14 ¿Por qué podría ser atractiva Costa Rica a la URSS? Según informes de la CIA, los soviéticos no estaban preci- samente interesados en los productos costarricenses, sino que consideraban a Costa Rica un país sumamente atractivo por su perfil democrático, en comparación con sus vecinos centroamericanos controlados directa o indirectamente por militares cercanos a Estados Unidos. Por eso, veían más factible comenzar a estrechar vínculos con Costa Rica que con cualquiera de sus vecinos.15 En el balance, parece claro que los intereses individua- les y partidarios, así como el contexto internacional, posi- bilitaron el acercamiento entre el mundo soviético y Costa Rica. De esa forma, finalmente, Figueres cumplió su pala- bra y, en febrero de 1972, Vladimir Kazimirov presentó sus 13 Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin, The World Was Going Our Way. The KGB and the Battle for the Third World (New York: Basic Books, 2006); Graeme S. Mount, “Costa Rica and the Cold War, 1948-1990”, Canadian Journal of History 50, No. 2 (Automn 2015), 311. Charles D. Brockett, “Disturbing Secrets: US-Costa Rican Relations During the Nixon Administration”, Cold War History 20, No. 3 (2019), 7-8. 14 El apoyo del PVP a la campaña electoral liberacionista no consistió en un mero apoyo político, sino en ayuda financiera; precisamente, de los 300 mil dólares, Mora dedujo $45.000 por concepto de “anticipo” para la campaña electoral de Figueres, tal como se expresa en la distribución del monto según otro memorándum de la CIA. National Archives, Nixon Presidential Materials, NSC Files, Box 779, Country Files, Latin America, Costa Rica. 15 CIA-RDP85T00875R001100100145-5. December 29, 1971. https://www. cia.gov/library/readingroom/document/cia-rdp85t00875r001100100145-5 226 Esteban Fernández Morera credenciales como primer embajador residente en Costa Rica por parte del gobierno de la URSS. Ciertamente, lo mejor para el gobierno de Figueres era llevar ese con- tacto en secreto y usar sus poderes como presidente para que la apertura se concretara sin que otros poderes de la República se enteraran del asunto, pero, particularmente, para evitar que el arraigado anticomunismo costarricense volviera imposibles las negociaciones. No obstante, la prensa nacional tuvo temprano acceso a información que le permitió ventilar, públicamente, la posibilidad de que el acercamiento con los soviéticos no fuera solo comercial. De esa forma, en julio de 1970 el periódico La Nación difundió un documento al que de- nominó el “Protocolo de Moscú” y que daba evidencia de que los acuerdos entre los soviéticos y el gobierno de Figueres iban más allá del establecimiento de una ofici- na comercial rusa en Costa Rica, sino que incluían: el otorgamiento a los representantes soviéticos de inmuni- dad diplomática junto con los privilegios que concedía el derecho internacional y el derecho a correspondencia cifrada en códigos.16 Dos meses después, la presencia de autoridades so- viéticas se hizo realidad. El 26 de agosto, el Ministro de Relaciones Exteriores Gonzalo Facio y el viceministro Zhuvok, viceministro de Relaciones Exteriores y emba- jador extraordinario perteneciente a la misión comercial soviéticas llegada al país a finales de agosto, reafirmaron que los vínculos entre Costa Rica y la URSS existían desde 1944 y que, a su vez, era deseable “estrechar las relaciones diplomáticas existentes; por lo tanto, el protocolo resul- taba innecesario ya que los elementos que lo constituían ya estaban fijados en la Convención de Viena, tratado que 16 “Texto del Protocolo de Moscú”, La Nación. 12 de julio de 1970, 4. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 227 regula las relaciones diplomáticas”17. El antecedente de 1944 era cierto: Costa Rica se encaminó en ese año a estre- char relaciones diplomáticas con Moscú, pero no se pudo concluir ese proceso porque el recién nombrado embajador soviético, Konstatin Umanski, murió en un accidente aéreo en México cuando iba a tomar posesión del cargo en enero de 1945.18 Por eso, las relaciones se mantuvieron suspen- didas.La preocupación por el Protocolo de Moscú dio paso a un nuevo escándalo, ya implícito en los comentarios de Facio y Zhukov. A finales de diciembre, la prensa costa- rricense reprodujo un cable de la agencia UPI con el titu- lar: “Costa Rica y Rusia acuerdan relaciones”, informando que ambos países habían acordado abrir embajadas en sus suelos respectivamente.19 Por eso, la Cancillería tuvo que reconocer que, efectivamente, lo dicho por la agencia inter- nacional era cierto y que lo único que faltaba era acordar las fechas para la oficialización del intercambio diplomáti- co.20 No obstante, el Gobierno publicó una nota para negar que se fuese a abrir una embajada soviética en San José y para asegurar que las gestiones diplomáticas se realizarían desde la embajada en México.21 Lo más seguro, empero, es que Figueres detuviera la inminente llegada del embajador soviético, mientras la prensa se calmaba. A finales de julio de 1971, otro revés le ocurrió al plan diplomático. Otra vez, cables internacionales difundieron información sobre el avance en las relaciones diplomáticas 17 “Es innecesario el protocolo de Moscú”, La Nación. 27 de agosto de 1970, 30. 18 Rojas, “Las vinculaciones diplomáticas…”, 55. 19 “Costa Rica y Rusia acuerdan relaciones”, La Nación. 27 de diciembre de 1970, 20. 20 “Gobierno de Costa Rica reafirma sus relaciones diplomáticas con Rusia”, La Nación. 28 de diciembre de 1970, 11. 21 “Costa Rica no abrirá embajada en la URSS”, La Nación. 29 de diciembre de 1970, 17. 228 Esteban Fernández Morera con la URSS, y adelantaron la noticia del nombramiento de Vladimir Kazimirov como el embajador soviético para Costa Rica; además, se indicó que la embajada rusa se instalaría oficialmente en agosto.22 Esta vez, la noticia ge- neró una campaña pública en contra del restablecimiento de relaciones diplomáticas. La primera reacción de las organizaciones anticomunistas, entre ellas el Movimiento Costa Rica Libre (MCRL), fue promover un plebiscito na- cional que decidiera al respecto,23 mientras que la prensa conservadora se inclinó por hacer un llamado al presidente para que prestara atención a la supuesta negativa pública a aquel proceso y rectificara su decisión.24 Por eso, en los siguientes días la prensa se llenó de pronunciamientos de sectores productivos y de miles de firmas recolectadas en las parroquias de todas las provincias de personas que se oponían a tener vínculos con Moscú.25 La Iglesia católica manifestó su desacuerdo y así lo hizo también un grupo de políticos liberacionistas (Daniel Oduber, en ese enton- ces presidente de la Asamblea Legislativa, entre ellos).26 Una organización llamada la “Liga Cívica de Mujeres Costarricenses”, alentó la propaganda anti-soviética con el lema: “¡La Patria Primero! ¡Fuera Rusos!”27. 22 “Personalidad del embajador soviético”, La Nación. 23 de julio de 1971, 56. 23 MCRL, “Ahora o Nunca”, La Nación. 25 de julio de 1971, 39. MCRL, “Plebiscito Nacional contra la embajada rusa”, La Nación. 25 de julio de 1971, 43. 24 Editorial, “Todavía es tiempo de rectificar”, La Nación. 25 de julio de 1971, 14. Editorial, “Rusos aquí?”, Eco Católico, 25 de julio de 1971, 2. 25 “Miles de firmas de protesta por la embajada soviética”, La Nación, 27 de julio de 1971, 4. 26 “Campaña contra rusos aquí es divulgada por el mundo”, La Nación. 28 de julio de 1971, 24. 27 La Patria Primero! Fuera Rusos!”, La Nación. 29 de julio de 1971, 41. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 229 Ante ese ataque desde varios frentes, el gobierno tuvo que recular otra vez. El 28 de julio, el ministro Facio comunicó en una conferencia de prensa que no se abriría la embajada y que posiblemente se realizarían las gestiones diplomáti- cas desde México.28 Asimismo, comentó cómo Figueres y él se habían reunido con el alto clero católico, incluido el Arzobispo Monseñor Carlos H. Quirós, para escuchar por qué se oponían a las relaciones con los soviéticos. Un día después, Figueres dio un discurso que se transmitió por cadena radial y televisa, para comunicar, con un mensaje repleto de referencias religiosas, que respetaría los senti- mientos religiosos y democráticos del pueblo.29 Lo que tra- taba de ganar Figueres, empero, era tiempo. De forma solapada, el gobierno continuó negociando con la URSS y el 6 de agosto llegaron al país dos delegados soviéticos (I. Vanoski, agregado comercial en México, y E. Yaskin, funcionario del Ministerio de Comercio), mientras que Figueres gestionó otra misión comercial a la URSS li- derada por Facio.30 El 1 de octubre se firmó en Moscú el nuevo convenio comercial31 y eso propició la llegada a suelo costarricense de delegados comerciales y culturales sovié- ticos. El 20 de octubre llegaron Stanislav K. Veselovsky y Arnold Ivanovicy Mosolov, diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS. Esas llegadas fueron reportadas por la prensa como llenas de secretismo, pues, en principio, los planes de entablar relaciones diplomáticas 28 “No habrá embajada soviética por ahora”, La Nación. 29 de julio de 1971, 6. 29 “Estoy con los sentimientos democráticos y religiosos del pueblo: José Figueres F.”, La Nación, 30 de julio de 1971 2. 30 “Café irá a Rusia a colocar excedentes”, La Nación, 7 de agosto de 1971, 2. “Estudian plan de comercio con Rusia”, La Nación, 18 de agosto de 1971, 45. 31 “Gobierno aprobó protocolos sobre suministros de mercaderías, equipo y maquinaria soviética”, La Nación, 30 de noviembre de 1971, 2. 230 Esteban Fernández Morera se había paralizado.32 Pero, muy pronto, se develó que esa misión diplomática era la antesala de la apertura de la em- bajada soviética. Inmediatamente, los sectores contrarios a las relaciones volvieron a ocupar las páginas de la prensa, los altavoces de la radio y las pantallas de televisión, en una campaña propagandística que sobrepasaba en intensidad a las anteriores. Los llamados de protesta, recolección de fir- mas, solicitudes de plebiscito y expresiones de vandalismo provocaron que las dos primeras semanas de diciembre se convirtieran en un agresivo periodo anticomunista. 2. “Costa Rica Primero”: El anticomunismo patriótico Con la instalación de la misión diplomática, las orga- nizaciones anticomunistas elevaron la campaña antisovié- tica al nivel de una guerra propagandística. La propaganda pagada en la prensa acusó a Figueres de haber ultrajado, traicionado y burlado al pueblo.33 Junto a los diplomáticos soviéticos y al PVP, Figueres y su gobierno se habían con- vertido en los enemigos del país. La primera iniciativa contra la misión rusa nació del presidente del partido Unión Nacional, el expresidente Otilio Ulate Blanco (1949-1953), cuyo historial anti- comunista se reflejó en la amplia persecución política a sindicalistas y comunistas durante su administración.34 32 “Quedó instalada la misión diplomática soviética aquí”, La Nación, 30 de noviembre de 1971, 2. 33 “Berta Gonzales de Gerli, “Telegrama preferencial”, La Nación, 1 de diciembre de 1971, 60; Liga Cívica de Mujeres Costarricenses, “Traición al pueblo de Costa Rica”, La Nación, 1 de diciembre de 1971, 81; MCRL, “Burla Sangrienta!”, La Nación 2 de diciembre de 1971, 39. 34 Marielos Aguilar, Clase trabajadora y organización sindical en Costa Rica 1943-1971 (San José: Editorial Porvenir-FLACSO-ICES, 1989), 91; Alexia Ugalde Quesada, “En el fondo el olvido es un gran simulacro. Violencia La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 231 El 30 de noviembre Ulate se reunió con los presidentes de los partidos opositores: Longino Soto Pacheco del Partido Republicano Nacional, José Joaquín Trejos Fernández del Partido Unión Popular y Virgilio Calvo Sánchez del Frente Nacional.35 La propuesta era crear un “bloque” anti-figue- rista y antisoviético que liderara un movimiento nacional contra la embajada soviética. El 3 de diciembre, en la casa de Liana de Odio, pre- sidenta de la “Liga Cívica de Mujeres Costarricenses”, se creó un “frente común” en el que participaron “delegados de las asociaciones cívicas y privadas, las cámaras y otras organizaciones de naturaleza no política”, con el fin de oponerse a la instalación de la embajada.36 En conjunto con los otros grupos opositores, esas mujeres concovaron a un desfile el 11 de diciembre para protestar por la presencia de los diplomáticos rusos.37 La “Liga” estaba formada por mujeres provenientes de familias ricas, que bajo una imagen pública de patriotas y devotas difundieron un discurso que combinaba la femi- neidad, la religiosidad y el anticomunismo. Entre sus inte- grantes estaban Liana Gonzáles de Odio como presidenta, Ana I. de Morúa como vicepresidencia, Arabela de Suárez como secretaria general, y la reconocida anticomunista política en la posguerra costarricense (1948-1958)” (Tesis de Maestría en Historia, Universidad de Costa Rica, 2017), 112-135. 35 “Ulate pide protestar por llegada de rusos”, Diario de Costa Rica, 1 de diciembre de 1971, 2; “Partidos políticos se pronunciarían hoy contra misión rusa”, Diario de Costa Rica, 2 de diciembre de 1971, 2; “Protestas masivas contra embajada rusa”, La República, 1 de diciembre de 1971, 1 y 39; “Peligro comunista se cierne sobre nosotros”, La Nación, 3 de diciembre de 1971, 2. 36 “Dirigentes cívicos se reúnen hoy para combatir a los rusos”, La Nación, 2 de diciembre de 1971, 2. 37 “Mujeres desfilarán contra embajada”, La Nación, 3 de diciembre de 1971, 2. 232 Esteban Fernández Morera Berta de Gerli como consejera de la agrupación38. La “Liga” buscó persuadir a las mujeres costarricenses a unirse a su “cruzada contra los enemigos eternos de la Patria” y con- tra “el centro de espionaje… disfrazado de Embajada”,39 utilizando imaginarios patriarcales vinculados a la mujer: la madre cuidadora y guardiana de la familia debía exten- der esos “mandatos divinos” para la defensa de la patria. Ciertamente, esa politización de la maternidad era una vie- ja estrategia utilizada por otros movimientos políticos de mujeres en el pasado.40 Retomando, el “frente común” también fue dirigido contra otras políticas llevadas a cabo por el gobierno. Precisamente, el malestar por el gobierno liberacionista era amplio entre los sectores conservadores del país y no únicamente por las me- didas aperturistas con el mundo socialista, pues se le achaca- ban “otros problemas” como la reforma tributaria, a la que se opusieron las cámaras industriales ante la ausencia de un plan para reducir el gasto público, la reforma a la ley orgánica del Consejo Nacional de Producción (CNP), criticada por el sector primario ante la posibilidad de que el CNP pudiera impor- tar, sin el pago de aranceles, productos de consumo popular, 38 Las demás integrantes: María Cristina Dittel, vocal; Orfilia N.de Cortés, vocal; Eunice Toledo, vocal; Alba de Domínguez, vocal; Bettina Cartín M., consejera; Matilde Umaña F., consejera; Lidia C.V. de Mendieta, consejera; Lydia Tinoco de Beeche consejera; Lidia Guardían de Gutérrez consejera; Arabela Monge Manzanares consejera; Paulina H. de Mas consejera; Anita L. de Palau consejera; M. de Hernández consejera; Carmen de Barrios consejera; Ofelia de Cortés consejera; Flora Ma. De Paus consejera; Odilia de Sobrado consejera; Adela Sáenz H., consejera; Doris de Arce consejera; Carmen A. de González F., consejera; Odilíe Chacón C., consejera; y Vesta Rotte de González, consejera. “Liga Cívica de Mujeres Costarricenses”, La Nación, 27 de julio de 1971, 19. 39 “Liga Cívica de Mujeres Costarricenses”, La Nación, 27 de julio de 1971, 19. 40 Eugenia Rodríguez Sáenz, “Mujeres, elecciones, democracia y Guerra Fría en Costa Rica (1948-1953),” en El verdadero anticomunismo. Política, género y Guerra Fría en Costa Rica (1948-1973), ed. Iván Molina Jiménez y David Díaz Arias (San José: EUNED, 2017), 49-50. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 233 materias primas y equipos para la producción; y la ley de derecho de respuesta, fuertemente criticada por los me- dios de comunicación por asignarle potestad al gobierno de utilizar el espacio de la prensa, radio o televisión del sector privado para responder a las críticas contra la ad- ministración.41 Por ende, fue una coalición de intereses entre sectores económicos, mediáticos y conservadores; coalición que fue fundamentada al menos públicamente en el rechazo de la embajada. Mientras se preparaba el esperado desfile por la “Dignidad Nacional”, otros militantes anticomunistas reali- zaron sus propias demostraciones contra la embajada rusa. La más significativo fue la organizada por el empresario Enrique Pozuelo, un activo portavoz del anticomunismo, quien destinó sus recursos para diseñar una amplia cam- paña mediática. El 3 de diciembre, Pozuelo dio un extenso discurso en cadena de televisión y radio,42 en el que criticó el “paquete de impuestos”, el derroche del dinero públi- co y la ley para el derecho de respuesta propuestos por el Gobierno, hasta desembocar en el rechazo al empeño del gobierno en “imponernos a unos rusos en San José”. La re- tórica del discurso fue fuertemente “antipolítica”, es decir, en contra de la política institucionalizada: “El político que diga que eligiendo tal o cuál partido para salvar al país -o está mintiendo o es un tonto. NINGUN partido salva a este país -lo salvamos TODOS o lo hundimos TODOS!”. La propuesta “antisistema” de Pozuelo se resumió en el lema “¡COSTA RICA PRIMERO!” Según Pozuelo, se trataba de una iniciativa total que incorporaba un conjunto 41 “Dirigentes cívicos se reúnen hoy para combatir a los rusos”, La Nación, 2 de diciembre de 1971, 2. La Ley de reforma tributaria fue aprobada el 11 de marzo de 1972. 42 “Gobierno se empeña en imponernos a los rusos”, La Nación, 4 de diciembre de 1971, 4. 234 Esteban Fernández Morera de problemas y una campaña de todos sin liderazgos: “Esta campaña no es personalista. Es una campaña de todos. No tiene ningún apellido, esta no es una campaña de ricos. Esta no es una campaña política”. Lo que Pozuelo trató de rei- vindicar fue los conceptos de patria y patriotismo, con el plan de elevar un sentimiento nacionalista contra esas for- mas políticas extrañas (comunismo, intervencionismo) que ponían en peligro al país. A su vez, era un concepto que, tal como lo concebían las fuerzas anticomunistas, borraba cualquier conflictividad social, homogenizaba al pueblo y señalaba como la verdadera lucha el enfrentamiento al úni- co enemigo político real: el comunismo. La campaña para salvar al país consistió en una distri- bución masiva de un millón de insignias, para colocarlas en las casas, en los carros y en zonas públicas; además, la insignia se publicó en la prensa nacional a página com- pleta para su recorte y exhibición en las ventanas de las casas. La insignia era un austero número 1, cuyo diseño y el lema que exponía eran los suficientemente abiertos como para abarcar las preocupaciones, valores e intereses de sus simpatizantes. La distribución de las pegatinas dio comienzo un día después de la intervención mediática de Pozuelo. En una campaña más orquestada que orgánica, decenas de jóve- nes de San José, Heredia y Alajuela salieron de sus casas, en horas de la madrugada, para pegar las calcomanías en diferentes espacios públicos. La reacción de la policía, al igual que en el histórico decomiso de propaganda comunis- ta, fue retirar las insignias y encarcelar a numerosos jóvenes bajo el delito de “afear el ornato público”.43 Según lo que luego indicó Pozuelo, él recorrió las calles capitalinas para 43 “Varios detenidos por colocar emblemas Costa Rica primero”, La Nación, 5 de diciembre de 1971, 4. “Patrulleros decomisaron distintivos con el No. 1”, La Nación, 5 de diciembre de 1971, 4. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 235 inspeccionar la “labor desplegada por sus colaboradores”, llevándose la sorpresa de que de los “dos mil símbolos puestos, prácticamente ninguno quedaba ya porque la poli- cía, y los grupos organizados de izquierda, por otro lado, se encargaron de eliminarlos”.44 Por eso, él mismo se dedicó a pegar calcomanías en los muros de la Avenida Central hasta que fue detenido por las patrullas45. Mientras que el emblema “Costa Rica primero” aparecía en las ventanas de los comercios y hogares de San José (don- de las autoridades no podían quitarlo) y la Guarda Civil se mantenía vigilante ante el aumento de pintas contra los so- viéticos, entre ellas el simbólico número “1”,46 comenzaron a realizarse otras demostraciones de rechazo en espacios públicos. Tres jóvenes fueron detenidos por haber pin- tado las calles de Alajuela con lemas como “Muera Rusia” y “Fuera Rusos”; la fachada del Gran Hotel Costa Rica, donde se hospedaba la misión diplomática soviética, fue pringada con pintura negra y así también la Casa Amarilla. Asimismo, los comercios y hogares que apoyaban la oposi- ción colgaron banderas negras de sus vitrinas y ventanas, como un símbolo del “duelo nacional” y se siguió repartien- do propaganda a los transeúntes de la capital. 47 La hoguera del creciente anticomunismo fue avivada por las organizaciones anticomunistas cuyo objetivo era 44 “Bienvenido la cárcel si es por Costa Rica primero”, La Nación, 5 de diciembre de 1971, 2 y 4. 45 Las insignias las hicieron, “gratuitamente”, los trabajadores dependientes de Pozuelo y también las repartieron como “colaboración”. 46 “Lucha contra la embajada rusa”, La Nación, 6 de diciembre de 1971, 2; “Seguridad Pública no permite que ningún bando pinte las paredes”, La Nación, 6 de diciembre de 1971, 4. 47 “Fuera rusos es un grito patriótico”, La Nación, 4 de diciembre de 1971, 6; “Lucha contra la embajada rusa”, La Nación, 6 de diciembre de 1971, 2; “Personal de Relaciones Exteriores protesta contra embadurnadores”, La Nación, 8 de diciembre de 1971, 4. 236 Esteban Fernández Morera allanar el camino para el gran desfile del 11 de diciembre. El Partido Nacional Independiente de José González Martén (sus simpatizantes se distinguían por el uso de brazaletes y símbolos de estética fascista), alertó en sus discursos sobre el peligro del imperialismo soviético para el país.48 Agrupaciones religiosas de fuerte vínculo anti- comunista como el Comité Patriótico Nacional, Cruzada Femenina Costarricense, Liga Espiritual de Profesionales Católicos, Liga Espiritual de Damas Católicas, Movimiento Familiar Cristiano y Acción Femenina Cristiana hicieron un llamado a defender los valores tradicionales en contra de la invasión soviética.49 A las 9:30 am del 11 de diciembre, en la explanada de la Asamblea Legislativa, se reunieron las primeras mujeres vestidas de negro; a ellas se les unieron varios grupos con banderas negras y con el “1” que tanto habían reproducido en calcomanías. La marcha comenzó con el Himno Nacional y al rato comenzaron los gritos de “¡fuera rusos!”; al pasar frente al Hotel Costa Rica los manifestan- tes arreciaron en sus gritos, sin saber que los soviéticos, por seguridad, habían salido muy temprano del hotel. A la multitud se unieron, cada vez más, figuras públicas: Otilio Ulate, quien recibió calurosos aplausos, Clarita Fonseca de Trejos (esposa del expresidente José Joaquín Trejos), Frank Marshall, Jorge González Martén, Emilio Piedra y Patrocinio Arrieta. También varios excoroneles y altos 48 “Hay que plantarse ante la invasión del imperialismo soviético”, La Nación, 5 de diciembre de 1971, 71. 49 Comité Patriótico Nacional, “Proclama al país”, La Nación, 7 de diciembre de 1971, 44; Cruzada Femenina Costarricense, “La Vivienda en Marcha”, La Nación, 8 de diciembre de 1971, 56; Liga Espiritual de Profesionales Católicos, “Católicos deploran actitud del gobierno en caso de Misión Rusa”, La Nación, 9 de diciembre de 1971, 32; “La Liga Espiritual de Damas Católicas”, La Nación, 9 de diciembre de 1971, 114; “Movimiento Familiar Cristiano”, La Nación, 10 de diciembre de 1971, 45; Acción Femenina Cristiana, “Invitación”, La Nación, 10 de diciembre de 1971, 84. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 237 oficiales de la fuerza pública pertenecientes al MCRL desfilaron del brazo, junto con Armando Guardia Villalaz, secretario ejecutivo de la “Unión Nacional de Comerciantes” y miembro de los comités de seguridad del MCRL; asimis- mo, otros representantes de cámaras se hicieron presentes. Como muestra de apoyo, los negocios de la Avenida Central fueron cerrados. El desfile terminó frente al Banco Central; desde los balcones de Radio Monumental los organizadores dieron discursos a los que protestaban.50 Guillermo Malavassi Vargas, exministro de Educación Pública, fue el primero en hablar, e interpeló al presidente Figueres para que rectificara su decisión y respetara los “sentimientos de los costarricenses [que] son muy fuertes contra el comunismo”. Luego, el Dr. Marco Antonio Batalla Guerrero se dirigió a la multitud diciendo “costarricenses, nosotros no somos fascistas”, como respuesta a las críticas provenientes de los sectores proembajada, pero también manifestó su deseo de que Costa Rica no fuera aplastada por los rusos, como lo hicieron en Checoslovaquia y en Hungría. El siguiente fue Enrique Pozuelo, quien desta- có el tema de los impuestos por encima de la embajada soviética: “Así no se limpia Costa Rica. Hay una mejor manera de hacerlo. Señores: pagamos impuestos. Dejemos de pagar impuestos. A Costa Rica hay que limpiarla, co- mencemos hoy”. El turno le siguió a Bernal Urbina Pinto, secretario general del MCRL, quien interpeló a los costa- rricenses a no alquilar ni vender ni hablar con los rusos: “Ignórenlos, porque ellos vienen a complotar contra uste- des…”. De seguido, las integrantes de la Liga Cívica de 50 “Gran demostración cívica ayer contra los rusos”, La Nación, 12 de diciembre de 1971, 2 y 4; “Los rusos abandonaron el hotel desde las cinco de la mañana”, La Nación, 12 de diciembre de 1971, 6; “Miles dijeron ¡no! ayer a la embajada soviética”, Diario de Costa Rica, 12 de diciembre de 1971, 6 y 7; “Orden y respeto en manifestación contra embajada rusa en C. Rica”, La República, 12 de diciembre de 1971, 40. 238 Esteban Fernández Morera Mujeres tomaron la palabra; Liana Gonzáles de Odio gritó “aquí está el plebiscito” y Claudia Cascante Rojas señaló que la embargaba “el dolor de los impuestos que han caído sobre el pueblo de Costa Rica”. La actividad terminó con una oración del sacerdote Marco A. Campos, quien rogó porque “Dios ilumine a nuestro Presidente”, lo que generó una mezcla de silbidos y aplausos. Al dispersarse la actividad, quedaron algunos manifes- tantes, quienes intentaron entrar en las instalaciones del Hotel Costa Rica, pero se los impidió la fuerza pública; lo que los policías no impidieron fue que las paredes del hotel fueran bañadas por bombas de pintura negra. Según los re- latos de la prensa y los testimonios que dan sus fotografías, el desfile por la “Dignidad Nacional” tuvo una considerable participación de costarricenses. No fue engañoso afirmar que la manifestación fue todo un éxito, una demostración de fuerza por parte de las organizaciones anticomunistas que lograron adueñarse exclusivamente del poder popular al menos ese 11 de diciembre. A los ojos de la opinión pública dominante, ese pueblo que se presentó en la manifestación era el legítimo pueblo y este había decidido decirle no a la embajada soviética. La prensa reivindicó el carácter pacífi- co de la manifestación, particularmente La Nación, la cual hizo pocas referencias a las demostraciones aisladas de vio- lencia y al posterior intento de asalto al Hotel Costa Rica. El contraste en la memoria reciente era evidente para la prensa, frente a la violencia contra la Asamblea Legislativa de los jóvenes radicalizados del 24 de abril de 1970, lo ocurrido el 11 de diciembre de 1971 era una demostración del auténtico espíritu pacífico de los costarricenses. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 239 3. “¡Dios! ¡Patria! ¡Pueblo!”: la religionización de la campaña antisoviética Las fiestas navideñas pausaron la campaña antisoviética, pero se reactivó en enero de 1972. El 6 de enero se produjo la declaración más explícita por parte de la Iglesia católi- ca sobre el asunto de la embajada soviética, en el discurso dado por Monseñor Rodríguez Quirós durante la misa de celebración del día de la paz (la Jornada Mundial de la Paz), para la que asistieron el presidente Figueres, ministros y cuerpo diplomático. Como afirma Miguel Picado, la homilía ofrecida por el conservador arzobispo fue el “deleite de los sectores derechistas y pro estadounidenses”.51 El discurso aglutinó todos los tópicos del catolicismo conservador: la depravación moral del mundo moderno causado por el ma- terialismo ateo y ampliado por el materialismo marxista, un peligro que vendría a socavar las bases sociales identifica- das en la religión, la familia y el matrimonio. Sobre las re- laciones prosoviéticas del gobierno, el líder religioso alertó sobre los peligros de la infiltración comunista por culpa de personas bien intencionadas: “La lucha sorda y tenaz contra el cristianismo y las instituciones fundamentales de la civilización occi- dental, en que viene empeñado desde tiempos atrás el materialismo marxista, prosigue con más ardor que nunca, y valiéndose el enemigo ateo de nuevas y sutiles formas de penetración ideológica, política y económica, se esfuerza por apoderarse en todas partes de las organización de estudiantes, profesio- nales y de trabajadores, para alcanzar más tarde -el comunismo sabe esperar el momento oportuno- el poder político, mediante el apoyo de personas aun 51 Miguel Picado, Señor, muéstranos el camino. Documentos y reflexiones sobre la crisis de lglesia Católica Costarricense (San José: EUNA, 2010), 36. 240 Esteban Fernández Morera de buena fe, que no se percatan de las intenciones ocultas de esa falsa doctrina, condenada en múlti- ples ocasiones por la Iglesia Católica como contra- ria a la religión de Cristo y sus dogmas”.52 Era evidente a quien se dirigía el cura al mencionar a esas personas de buena fe engañadas por las falsas doctri- nas. La homilía no fue para nada del agrado del gobierno, pero sí muy celebrada por las organizaciones anticomunis- tas, las cuales, con ese espaldarazo, arreciaron la campaña antisoviética, ahora adornada con elementos religiosos. No es que el uso político de la religión no estuviera anterior- mente en la propaganda, discursos y prácticas de la campa- ña antisoviética; no obstante, la autoridad moral que emanó de la declaración del arzobispo hizo que se legitimara con mayor ímpetu el factor religioso como frente discursivo en la lucha contra la apertura de la embajada soviética. Como menciona Carla Simone, históricamente la oposición al co- munismo se adaptó a diferentes realidades y se manifiestó a través de representaciones y prácticas diversas.53 Así, la “Liga” comenzó a publicar en la prensa mensajes que cada vez más interpelaban al costarricense a salir en defensa de la religión: “Costarricense: salve a su religión; salve su hogar; piense en sus niños; defienda a su familia; guarde respeto por las tradiciones que le dejaron sus an- tepasados”.54 Se enfatizó en que los sacramentos católicos (primera comunión, matrimonio), las celebraciones (Navi- dad) y las instituciones (familia, hogar) se encontraban en 52 “Riesgo para formación cristiana y democrática es condescender con la infiltración comunista”, La Nación, 7 de enero de 1972, 4 y 6. 53 Carla Simone Rodeghero, “Religião e patriotismo: o anticomunismo católico nos Estados Unidos e no Brasil nos anos da Guerra Fría”, Revista Brasileira de História 22, No. 44 (2002), 464. 54 Liga Cívica de Mujeres Costarricenses, “Comunismo contra religión”, La Nación, 14 de enero de 1972, 39. La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 241 peligro por una “embajada comunista [que] tiene más recursos a su alcance para trabajar por ese credo de Marx”. De esa forma, se pasó de anunciar el fin de los valores cívicos costarricenses (soberanía, democracia, libertad), a anunciar el final del catolicismo nacional por una ola catastrófica roja que vendría a destruir los fundamentos cristianos de la identidad costarricense. Paralelamente, como ha indicado Molina, a mediados de enero se rumoreaba, por parte de los sectores prosoviéticos, que se estaba organizando un intento de golpe de estado contra el gobierno, bajo la dirección del MCRL.55 El 19 de enero, el Ministro de Seguridad, Fernando Valverde, reveló a la prensa el episodio del complot llamado la “reunión de Paraíso”. Según él, ese mismo día se reunieron en la casa cural de Paraíso de Cartago miembros del MCRL y diversos sacerdotes, quienes supuestamente iban a “fijar la fecha del golpe de Estado”. Ante las consultas, Bernal Urbina Pinto, secretario general del MCRL, confirmó que estuvo presente en la reunión, junto con sacerdotes y señoras de la Liga Cívica de Mujeres, pero, lejos de coordinar un golpe de estado, su objetivo era organizar la “próxima demostración en Cartago contra el establecimiento de la embajada sovié- tica”; por eso, acusó al gobierno de realizar una campaña de intimidación para “acallar a los grupos anticomunistas que defendían la libertad y las instituciones democráticas”56. Lo mismo manifestó Liana de Odio, presidenta de la Liga, quien sostuvo que se trataba de una “revancha del gobier- no” por el éxito del desfile del 11 de diciembre.57 Por parte del Clero, y con un discurso menos beligerante, se afirmó 55 Molina Vargas, “Figueres Ferrer y Mora Valverde…”, 1919. 56 “Reunión con sacerdotes y damas fue a la luz del día”, La Nación, 20 de enero de 1972, 4. 57 “Revancha del gobierno por la manifestación”, La Nación, 21 de enero de 1972, 6. 242 Esteban Fernández Morera que todo era un malentendido, pues la presencia de los seglares se debía a su interés por realizar una peregrinación nacional a la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles.58 En esta coyuntura de mutuas acusaciones, llegó el tan esperado o temido embajador ruso a Costa Rica. El 24 de enero arribó Vladimir Kazimirov, el primer embajador so- viético en el país. El secretismo diplomático se repitió con la llegada de Kazimirov; un día antes, la cancillería había notificado que el arribo del embajador estaba fechado para el 12 de diciembre, por ello, para muchos políticos y para la prensa, fue una sorpresa que once meses antes, el diplomá- tico soviético estuviera pisando ya tierras costarricenses.59 El embajador se trasladó a la recién instalada embajada rusa en San José, hecho que también pasó desapercibi- do por la prensa y las organizaciones anticomunistas. El mismo día fue recibido por Figueres en su casa particular en Curridabat. El 2 de febrero presentó sus credenciales, en lo que parecía que ponía fin al conflicto.60 Pero los que no estaban dispuestos a cerrar el tema eran las agrupaciones anticomunistas. La peregrinación a la Basílica fue agendada para el 12 de marzo. Para la preparación al “acto de roga- ción a la patrona de Costa Rica”, que tenía como fin alcan- zar las “fuerzas insospechadas con qué oponernos y vencer a quienes hoy son la atrevida fuerza del mal”, se desplegó una cantidad significativa de propaganda impresa y radial bajo el lema “Dios, Patria, Pueblo”61. De esta forma, la 58 “Arzobispo exonera a los sacerdotes implicados”, La Nación, 21 de enero de 1972, 2; Pbro, Gonzalo Muñoz Alfaro, “Sacerdotes no participan en actividades políticas”, La Nación, 21 de enero de 1972, 6. 59 “Llegó embajador ruso Kazimirov y se entrevistó con Figueres”, La Nación, 25 de enero de 1972, 4. 60 “Kazimirov presentó sus credenciales ayer”, La Nación, 3 de febrero de 1972, 2. 61 Comíte Cartagines Liga Cívica de Mujeres Costarricenses, “Cartago en pie!”, La Nación, 29 de febrero de 1972, 17; Liga Cívica de Mujeres La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 243 manifestación de carácter cívica del 11 de diciembre de 1971 dio paso a una actividad de peregrinaje religioso y el lema “¡La Patria Primero! ¡Fuera Rusos!” se religionalizó. No era gratuita la utilización y vinculación de esos con- ceptos, pues la identificación entre el catolicismo, el patrio- tismo y el anticomunismo sirvió como elemento aglutinador y excluyente. Por un lado, apeló a un sentido de nación católica que debía ser defendida bajo el deber cristiano y patriótico y, por otro lado, vilipendió a aquellos que no pertenecían a esa definición de pueblo y patria católica (co- munistas, ateos), los otros inmorales clasificados como los traidores a la patria, defensores de ideologías exóticas y, en consecuencia, malos costarricenses.62 Asimismo, la retórica de la campaña definió el conflicto como un encuentro entre las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal, la vida contra la muerte y la espiritualidad contra la materialidad. El énfa- sis en el contenido religioso provino de un discurso de viejo cuño dentro de la Iglesia y prensa católicas costarricenses, que enarbolaron una narrativa que proyectaba una situación apocalíptica, en la cual el enemigo, en este caso el comunis- mo, se encontraba en los albores de destruir el cristianismo y la civilización occidental y, por lo tanto, debía ser detenido por los fieles de las verdades eternas.63 A pesar de esa amplia propaganda, la actividad no logró el éxito masivo del 11 de diciembre.64 Entre las acciones Costarricenses, “Bofetada a Costa Rica”, La Nación, 6 de febrero de 1972, 34; Liga Cívica de Mujeres Costarricenses, “Caravana de la Libertad!”, La Nación. 10 de marzo de 1972, 31. 62 Rodeghero, “Religião e patriotismo…”, 481. 63 Iván Molina Jiménez, Anticomunismo reformista. Competencia electoral y cuestión social en Costa Rica, 1931-1948 (San José: Editorial de Costa Rica, 2009), 63-64; Jorge Barrientos, “Los amigos de Lucifer”: la ideología anticomunista en Costa Rica (San José: Editorial Arlekin, 2019), 331-333. 64 Lo siguiente es reconstruido a partir de: “Un fracaso fascista que es un triunfo del pueblo”, Libertad, 18 de marzo de 1972, 5; “Orden y entusiasmo 244 Esteban Fernández Morera de los organizadores estaba realizar una masiva caravana de autos desde San José a Cartago, con diversos puestos durante el trayecto ofreciendo banderas de Costa Rica y cartelones con el lema “Fuera Rusos”, pero el número de carros no alcanzó las expectativas. Una vez llegado a Cartago, se encontraron en diversos edificios rótulos en contra de los participantes de la marcha: “La Virgen no es de los millonarios” y “M.C.R.L.: contrabandistas”; incluso la “Campana de la Libertad”, símbolo de las manifestacio- nes anticastristas a principios de la década de los sesenta,65 instalada frente a la Basílica, se ganó una pinta con la le- yenda “nazis”. Pero ese no fue el único acto de sabotaje; la tarima amaneció quemada y un grupo de jóvenes se intro- dujo en la marcha para emitir silbidos durante los anuncios de los dirigentes de la manifestación, aunque finalmente fueron expulsados por miembros de MCRL. La esperada aglomeración no fue tal, el parque de la Basílica no alcanzó ni la mitad de manifestantes; por lejos, no logró la convoca- toria de la anterior manifestación. En cuanto a la actividad, la seguidilla de discursos comenzó luego del desfile de la imagen de la Virgen de los Ángeles. El primer discurso lo dio el diputado Emilio Piedra, quien acusó a la KGB y a la embajada rusa de haber planeado la quema de la tarima, las pintas y las ofensas a las damas costarricenses. Le siguió el turno a Marco Antonio Campos, párroco de Pacayas, quien cantó una salve a la pa- trona nacional e invocó su “intersección para defendernos del comunismo”. Claudia Cascante de Rojas, integrante de en la manifestación”, La Nación, 13 de marzo de 1972, 1 y 4; “Manifestantes pidieron ayer en Cartago salida de rusos”, Diario de Costa Rica, 13 de marzo de 1972, 9. 65 Esteban Fernández Morera, “Imaginando amigos y enemigos: La “Guerra Fría Cultural en Costa Rica, 1953-1973” (Tesis de Maestría en Historia, Universidad de Costa Rica, 2022). La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 245 la “Liga”, reafirmó el antagonismo constituyente de lo que fue el modus operandi de las organizaciones anticomunis- tas: “mi patria está dividida en dos: comunistas y anti- comunistas”. En ese momento, Liana González de Odio leyó el “Juramento Nacional Anticomunista”,66 un mani- fiesto donde se solicitó a los participantes jurar ante Dios a defender la patria, la constitución y la iglesia contra el comunismo.67 El llamado a defender la constitución refería a proteger la permanencia del artículo 98, que prohibía la participación de partidos “antidemocráticos” y el artículo 37, que estipulaba el Estado confesional. De esta forma, esos manifestantes vieron en la constitución un importante cimiento en la lucha contra el comunismo y el resguardo de la religión católica como salvaguardia de la amenaza roja. 66 “Mañana habrá juramento nacional anticomunista”, La Nación, 11 de marzo de 1972, 2. 67 Juramento Nacional Anticomunista: “Juramos a Dios y prometemos a la patria observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes que nos corresponden. Juramos luchar porque se mantengan la prohibición constitucional de que funcionen partidos políticos que por sus programas ideológicos, por sus medios de acción o por sus vinculaciones internacionales, tienden a destruir los fundamentos de la organización democrática de Costa Rica o atentan contra su soberanía. (Juramos) Juramos luchar porque se mantenga el precepto constitucional de que la Religión Católica, Apostólica, Romana es la del Estado, sin impedir el libre ejercicio en la República de otros cultos que no se opongan a la moral universal ni a las buenas costumbres. (Juramos) Juramos luchar con todos las fuerzas de nuestro espíritu contra el comunismo internacional y nacional por ser este contrario a la Constitución y a la religión y significar la negación de los más elevados valores de nuestra cultura occidental cristiana, por conducir a los pueblos a la miseria espiritual y moral, a la esclavitud y a la destrucción. (Juramos) Juramos poner nuestros mejores empeños en servir a la patria, defenderla y buscar por todos los medios el bienestar de los costarricenses sin distinción de ninguna clase, apoyados en la Constitución, las leyes, nuestra religión y los más elevados valores espirituales del pueblo costarricense. (Juramos) Que Dios y la Virgen de los Ángeles, en cuya presencia hemos jurado, nos ayuden a ser fieles en nuestros propósitos. “Orden y entusiasmo en la manifestación”, La Nación, 13 de marzo de 1972, 4. 246 Esteban Fernández Morera Finalmente, Bernal Urbina cerró el ciclo de discursos alzando una bandera nacional quemada y acusando a los comunis- tas de tal sacrilegio: “Así ven la patria los comunistas”. La actividad terminó con los repiques de la Campana de la Libertad que invitó a los manifestantes a entrar a la Basílica para solicitar la mediación de la Virgen de los Ángeles ante la amenaza comunista. Las actividades del 11 de marzo se pueden comprender según toda la parafernalia de símbolos y discursos como la realización de un culto anticomunista, una ceremonia donde se mezcló propaganda, religión y política, lo que creó entre los organizadores y participantes la idea de un credo antico- munista en contra de la presencia soviética. Sin embargo, a pesar del juramento y los discursos que vincularon el cato- licismo y el anticomunismo, no hubo una concreción de un fuerte movimiento católico anticomunista. En ese sentido, la actividad no solo fue un fracaso en cuanto a asistencia. Con ese fracaso, la campaña antisoviética se fue apagan- do gradualmente. El peregrinaje del 11 de marzo concluyó una etapa del movimiento anticomunista; una etapa que fue sumamente productiva para la movilización de costa- rricenses bajo la bandera del anticomunismo y que logró apropiarse de conceptos políticos y morales sumamente afectivos (pueblo, patria), lo cual hizo de la tradición (fami- lia, religión) una herramienta de reivindicación y defensa, y para lo cual se construyeron símbolos y distintivos (Costa Rica Primero, banderas negras) que lograron seducir a nu- merosos costarricenses al crear un sentimiento de comuni- dad contra la amenaza roja. Fue una campaña en la cual diversos discursos (anticomunismo patriótico, anticomu- nismo católico, defensa de la tradición), prácticas (mani- festaciones, vandalismo, gestos) y producciones (emblemas, propaganda) cargaron la opinión y la vida pública de una densa atmosfera de pánico moral y político, lo cual provocó La apertura de la embajada soviética en Costa Rica y la reacción... 247 que la cultura política costarricense experimentara uno de sus momentos más polarizados durante la Guerra Fría. Conclusión Con la apertura de la embajada soviética, en febrero de 1972, se dio un importante quiebre en la ortodoxia bipolar que los gobiernos costarricenses habían sostenido duran- te la primera etapa de la Guerra Fría. Las razones que empujaron a Figueres a auspiciar tal decisión (el detente, la búsqueda de nuevos mercados) no fueron lo suficiente- mente convincentes para evitar los ataques de una opinión pública muy uniformada en su posición en contra de las relaciones soviéticas. Por eso, no deja de sorprender esta obstinación en la política aperturista, que se explica en la diplomacia entre bastidores que emprendieron Figueres, la diplomacia soviética y Manuel Mora. Por su parte, detrás del movimiento antisoviético se en- contraban las posturas de opositores políticos y medios na- cionales, pero, especialmente, de numerosas organizaciones anticomunistas que desplegaron una campaña antisoviética muy efectiva en términos afectivos e ideológicos, aprove- chando el histórico anticomunismo costarricense e instru- mentalizando los imaginarios nacionales. Así, la patria y el pueblo, los conceptos fetiches de la campaña antisoviética de 1971, fueron apropiados por el bloque anticomunista. Por supuesto esa lucha se mezcló con otras que revelaban el carácter de clase de las protestas como el rechazo de im- puestos progresivos que atentaban principalmente contra aquellos sectores que diseñaron la campaña. Por lo tanto, el bloque opositor no era un grupo homogéneo, porque en- tre los antisoviéticos también había sectores que deseaban enfatizar las críticas contra las políticas económicas de Figueres. Por ello, la campaña, ante todo, fue una coalición de fuerzas anticomunistas y antiliberacionistas. 248 Esteban Fernández Morera La promesa de mantener la campaña hasta lograr echar a los diplomátivos rusos no se cumplió y el desfile de marzo de 1972 fue la última actividad de gran envergadura en contra de la embajada soviética. El desgaste político fue arrinconando a las organizaciones anticomunistas, además de que era difícil remontar ante el hecho de que ya era una realidad la existencia de una embajada soviética en el país; la campaña terminó recluyéndose en la rutinaria propaganda y en las columnas de los medios impresos. Finalmente, los medios olvidaron el escándalo soviético porque explotó un caso más atractivo para denunciar al gobierno de Figueres: el caso Vesco. Acerca de las autoras y los autores 331 Acerca de las autoras y los autores Sonia Angulo Brenes, Doctora en Historia con una trayec- toria de investigación en temas como la protesta social, las huelgas bananeras, la organización laboral, la situación de la clase trabajadora y la memoria histórica. Profesora asociada de la Universidad de Costa Rica desde hace más de doce años e investigadora del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC), integrante de la Red Trans- caribe: Red de Estudios Transareales y Transculturales de Centroamérica y el Caribe e investigadora del programa ConnecCaribbean – Connected Worlds: the Caribbean, Origin of Modern World. Sus publicaciones más recientes son: “La Sociedad de Artesanos y la instrucción obrera en Costa Rica a finales del siglo XIX” en el 2022 y “La formación humana y la universidad pública: algunas contradicciones” en el 2020. Ana Lucía Barboza Hernández es Bachiller en Historia por la Universidad de Costa Rica y egresada de la Maestría Académica en Historia de la misma institución. Randall Chaves Zamora tiene una Maestría en Historia y es estudiante doctoral de la Universidad de Costa Rica. Es profesor de la Escuela de Historia e investigador del Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la misma Universidad. Ha publicado estudios sobre la memoria, el movimiento estudiantil y la juventud de la se- gunda mitad del siglo XX costarricense. Actualmente in- vestiga temáticas relacionadas con la Guerra Fría cultural, la historia intelectual y el financiamiento de las Ciencias Sociales en Costa Rica durante las décadas de 1950 y 1970. 332 David Díaz Arias Su libro, Rebeldía en la memoria: el movimiento estudiantil contra ALCOA (Costa Rica: 1968-1970) fue publicado por la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia en el año 2021. Luis Conejo Barboza es Máster en Historia por la Uni- versidad de Costa Rica y estudiante del doctorado en histo- ria por la misma Universidad. Es docente en la Escuela de Estudios Generales y en la sección de Historia y Geografía en la Sede de Occidente. Ha participado en proyectos de investigación en el CIHAC y en el CIDICER. Ha publicado artículos de historia ambiental, empresarial y regional. Sofía Cortés Sequeira es Máster en Historia por la Univer- sidad de Costa Rica. Es docente en la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica e investigadora en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central y en el Instituto de Investigaciones Sociales. Cursa el Doctorado en Historia del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica. Investiga temáticas de historia socio-política relacionadas con las dinámicas nacionales y regionales de la Guerra Fría en Centroamérica y Costa Rica, acciones colectivas y movimien- tos sociales. Entre sus últimas publicaciones: ¿Comunismo a la tica o comunismo soviético? La división del Partido Vanguardia Popular en Costa Rica (1983-1984) (San José: Centro de Inves- tigaciones Históricas de América Central, 2020). “Aventureros pequeño-burgueses” y “la vieja generación revolucionaria”: el FSLN y el PVP (1966-1970)”. Diálogos Revista Electrónica de Historia 22. No. 1 (2021), 114-133. “Protestas en torno al género en Costa Rica (2008-2020)”. Anuario de Estudios Centroame- ricanos 48 (2022) DOI 10.15517/AECA.V48i0.50748 David Díaz Arias es Ph.D. en Historia por Indiana Univer- sity Bloomington (Estados Unidos). Es profesor catedrático y director del Centro de Investigaciones Históricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Ha ganado el Pre- mio Nacional Luis Ferrero a la Investigación Cultural (2015) Acerca de las autoras y los autores 333 concedido por el Ministerio de Cultura de Costa Rica y el Premio Cleto González Víquez conferido por la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica. Ha publicado decenas de trabajos sobre historia política, historia de la memoria, ritos y rituales estatales, naciones y nacionalismos, guerra civil, ins- tituciones, caudillos, procesos de paz, construcción del Esta- do y otra diversidad de temas en la historia de Centroamérica en general y Costa Rica en particular. Sus últimos libros son: La independencia de Costa Rica. Historia, debate y conme- moración, 1821-2021 (San José, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2021) y Chicago Boys del Trópico: histo- ria del neoliberalismo en Costa Rica (1965-2000) (San José, Costa Rica, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2021). Esteban Fernández Morera. Bachiller en Filosofía por la Universidad de Costa Rica y M.Sc. en Historia por la mis- ma institución. Ha investigado sobre la censura cinema- tográfica costarricense, la reacción conservadora contra la modernidad cultural y la Guerra Fría Cultural. Es autor de “Imaginando amigos y enemigos: La Guerra Fría Cultural en Costa Rica, 1953-1973” (Tesis de Maestría Académica en Historia, Universidad de Costa Rica, 2002), y del artícu- lo “Purificando el cine en Costa Rica, 1936-1937: cruzada global, censura moral y movilización católica”. Cuadernos Inter.c.a.mbio sobre Centro América y el Caribe. San José, 17:1 (enero-junio, 2020). Mariela Mata Li es máster en Literatura Latinoamericana, licenciada en Derecho con énfasis en derechos humanos y filóloga española de la Universidad de Costa Rica. Actual- mente es investigadora del Centro de Investigaciones Histó- ricas de América Central de la Universidad de Costa Rica. Sus investigaciones se han centrado en el análisis de textos desde la literatura comparada, la historia global y los estu- dios de género y masculinidades. Ha impartido cursos en el 334 David Díaz Arias Posgrado en Literatura de la UCR y el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Para la Maestría en Literatura Latinoameri- cana, su investigación se denominó: La deconstrucción de la masculinidad hegemónica en ambientes represivos: “La ciu- dad y los perros” de Mario Vargas Llosa y “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig. Pablo Andrés Quirós Solís es M. Sc. por el Instituto Tecnológico de Costa Rica, donde desarrolló una investi- gación sobre sistemas multi-agentes para la detección de especímenes biológicos utilizando técnicas de inteligencia artificial. También estudió las carreras de Historia y Filoso- fía en la Universidad de Costa Rica (UCR), donde actual- mente funge como investigador en Historia en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC). Como informático ha desarrollado trabajos para el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), y el programa CALAS de la misma universidad, donde ha contribuido con el desa- rrollo de Bases de Datos para la Investigación en Ciencias Sociales. También desarrolla una tesis doctoral en el Posgra- do Centroamericano de Historia de la UCR sobre el impacto de la Revolución Rusa en Centroamérica. Se especializa en temas sobre el movimiento obrero. Sus últimas publicacio- nes son: Antes y después del estalinismo en Costa Rica. Insti- tuciones transnacionales antiimperialistas (1926-1934) (San José: Centro de Investigaciones Históricas de América Cen- tral, 2021) y “El «problema indígena» en Severo Martínez Peláez y Mario Payeras”, Intersedes XXII, núm. 46 (18 de noviembre de 2021).