Revista Humanidades, Vol. 2, pp. 1-10 / ISSN: 2215-3934 Universidad de Costa Rica, 2012 Recibido: 15-III-2012 /Aceptado: 12-VI -2012 CONTEMPLACIÓN Y SALVACIÓN EN LOS MISTERIOS ELEUSINOS Katherine Masís Iverson: Máster, profesora Asociada en la Escuela de Filosofía y en la Sección de Filosofía y Pensamiento de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica (katherine.masis@ucr.ac.cr). Resumen Este ensayo describe la manera como los misterios eleusinos propiciaban la soteria o salvación y la epopteia o contemplación entre sus iniciados. Los cultos mistéricos son cosmopolitas y no locales, y están orientadas hacia el individuo, no hacia la colectividad. Los misterios eleusinos parecían ofrecer prácticas y rituales que transformaban las vidas de sus iniciados. Palabras clave: Eleusis, religiones mistéricas, soteria, epopteia, época helenística. Abstract This paper describes the manner in which the Eleusinian mysteries propitiated soteria or salvation and epopteia or contemplation among their initiates. Mystery cults are cosmopolitan rather than local, and individually rather than collectively oriented. The Eleusinian mysteries seemed to offer life-transforming practices and rituals to their initiates. Keywords: Eleusis, mystery religions, soteria, epopteia, Hellenistic age. 1. INTRODUCCIÓN Para quienes añoran sentirse partícipes de la naturaleza divina, las religiones institucionalizadas y estatales, limitadas a proclamar preceptos éticos y a fomentar la práctica religiosa pública y colectiva, difícilmente llenarán dichos anhelos. Las épocas helenística y helenístico-romana vieron el florecimiento de las religiones mistéricas que parecían llenar las necesidades de soteria o salvación individual y de epopteia o contemplación directa de las verdades divinas. Este artículo parte de la distinción entre cultos locales y nacionales orientados a las colectividades y luego describe los procedimientos seguidos específicamente en los misterios eleusinos para facilitar la realización de la salvación y la contemplación entre sus seguidores. 2 Katherine Masís Iverson 2. LA RELIGIOSIDAD HELENÍSTICA: DE LOS CULTOS AGRARIOS LOCALES A LOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS COSMOPOLITAS Como resultado de las conquistas y políticas de Alejandro Magno, en el período helenístico (siglos IV-I a.n.e.) se dio una mezcla de las culturas griega y asiática. Desde el punto de vista político, la importancia del helenismo disminuiría considerablemente con el triunfo de Octavio sobre Marco Antonio y Cleopatra, pero culturalmente hablando, el helenismo romano floreció bajo el Imperio, al menos hasta el siglo IV cuando emergió el estado cristiano (Tripolitis, 2002). La experiencia religiosa de la época era muy variada: aún sobrevivían antiguos cultos locales, el Imperio Romano promulgaba una religión nacional liderada por el Emperador y cobraban fuerza las religiones mistéricas. Estas consistían en cultos secretos, politeístas en su mayoría, que evolucionaron a partir de tradiciones locales en las polis del mundo clásico desde el siglo VII a.n.e. y que alcanzaron su importancia máxima en las épocas helenística y helenístico- romana para luego decaer en el siglo IV n.e. con el surgimiento del estado cristiano (Leipoldt y Grundmann, 1973; Tripolitis, 2002). Las migraciones de los habitantes de pueblos pequeños y antiguas polis a ciudades más grandes ocasionaron una pérdida del sentimiento de pertenencia individual a una localidad determinada con sus respectivas costumbres. Las viejas tradiciones perdieron vigencia y las antiguas estructuras de clase se debilitaron. Las invasiones, guerras civiles, plagas, hambrunas y crisis económicas contribuyeron a erosionar la confianza anterior en los cultos tradicionales y sus dioses (Álvarez, 1961; Tripolitis, 2002). Había una desilusión generalizada en torno a lo que las religiones institucionalizadas podían ofrecer, pues se limitaban a recomendar preceptos éticos (Godwin, 1981). Los cultos a gobernantes establecidos para reemplazar a los dioses tradicionales de las polis constituían un fenómeno político que no llenaba las necesidades de los individuos, quienes añoraban la soteria o salvación de las penas de la vida en la tierra y de los peligros de la vida en el más allá (Tripolitis, 2002). Dicha soteria la encontraron en los cultos mistéricos que se habían introducido en el mundo griego de la época helenística. En sus orígenes, los cultos mistéricos eran festivales y celebraciones de las estaciones, cultos agrarios vinculados a un área geográfica y un pueblo específicos. En sus respectivos lugares de origen, retenían su fuerza tradicional, pero fuera de ellos, asumían nuevas formas según los nuevos ambientes que los recibían, lo cual implicaba una reinterpretación alegórica de las antiguas prácticas ceremoniales. Estas reinterpretaciones podían resultar en una nueva forma de la antigua deidad o en un nuevo movimiento religioso, menos nacionalista y más cosmopolita (Álvarez, 1961; Tripolitis, 2002). Los inmigrantes que ingresaban a las nuevas metrópolis se habían alejado de sus tradiciones de origen y ya no se sentían identificados con el destino de una tierra o localidad Contemplación y salvación en los misterios eleusinos 3 específica, sino que se interesaban “en un dios personal, con el cual podían tener una relación más íntima” (Tripolitis, 2002, p. 14, traducción propia). Los nuevos cultos religiosos que habían transformado las deidades locales y nacionales en deidades salvadoras universales constituyeron los “misterios”, los cuales llenaban las necesidades individuales de certidumbre y apoyo para lidiar con un mundo cambiante, así como el bienestar en la vida después de la muerte (Tripolitis, 2002). 3. LOS MISTERIOS: DE LA INSTITUCIONALIDAD A LA SOTERIA INDIVIDUAL El término griego mysterion se deriva de mystos, que significa “guardar silencio”; mystos, a su vez, se deriva del verbo myein que significa “cerrar ojos y boca” (Álvarez, 1961). Un misterio esconde y a la vez revela algo que debe manifestarse al aspirante o futuro iniciado en él, ya sea mediante un acto de aprehensión espontánea, por ritos de iniciación, por búsqueda independiente, por guía de un maestro o persona experimentada en la tradición bajo cuestión, o por don divino. Ninguna de las vías anteriores son excluyentes y a menudo se dan en combinación unas con otras (de Menasce, 1955). El lenguaje mistérico es más simbólico que verbal, pues la imprecisión de los símbolos permite una fluctuación continua de interpretaciones y perspectivas, la cual, aunque “a primeras luces podría parecer caprichosa, es un ejercicio deliberado en la expansión de la respuesta mental al simbolismo” por parte de los participantes en los misterios (Godwin, 1981, p. 9, traducción propia). Los rituales de dichos cultos se celebraban en la clandestinidad, ya fuera en templos o cuevas. Schmitt (1955) sostiene que el carácter secreto de estos rituales podría ser una reminiscencia histórica de los días en que un culto antiguo era suprimido y perseguido por gobernantes que favorecían otra religión. Al contrario de Schmitt (1955), Álvarez (1961) y Kerényi (1955) afirman que en las regiones donde prevalecía el politeísmo, solía haber tolerancia con dioses extranjeros, aun cuando pertenecieran a territorios invadidos. Álvarez (1961), Godwin (1981) y Kerényi (1955) sugieren que hubo malas interpretaciones de la realidad inefable, de los símbolos mistéricos y de las acciones propias de los cultos, las cuales suscitaron prohibiciones para las personas ajenas a ellos. Los oficiales de los gobiernos que propugnaban religiones nacionales, los voceros de la Iglesia una vez institucionalizado el cristianismo y el público en general ajeno a los misterios no comprendían el sentido de los rituales. Por ejemplo, según se verá más adelante, con el fin de desacreditar los misterios eleusinos, Clemente de Alejandría (siglos II y III n.e.) confeccionó una lista de los objetos utilizados en las ceremonias y describió la forma en que se manipulaban sin tener conocimiento de su valor simbólico (Taylor-Perry, 2003). Las religiones nacionales de la época helenístico-romana eran profesadas, entendidas y practicadas por una colectividad, pero las religiones mistéricas eran esencialmente individuales. En contraste con las religiones nacionales del Imperio Romano y dado del desarraigo de los antiguos cultos agrarios locales, las tradiciones mistéricas constituían una manera de satisfacer el 4 Katherine Masís Iverson ansia de sentirse parte de la naturaleza divina (Noss y Noss, 1994). Al tenor del desencanto de la ciudadanía con las religiones nacionales, surgían minorías educadas que buscaban “entrar en contacto personal con lo divino y de adquirir una salvación individual” (Álvarez, 1961, p. 40) 4. LOS MISTERIOS DE ELEUSIS 4.1. El mito fundacional: Kore y Deméter Las religiones mistéricas son varias e incluyen los cultos a Cíbele-Atis, Isis-Serapis, Mitra y Dionisio. Los misterios eleusinos giran en torno al mito de Deméter y Kore o Perséfone y figuran entre los más conocidos y posiblemente los más influyentes en el antiguo mundo griego (Taylor-Perry, 2003). Ya en el siglo VI a.n.e., el culto a Deméter había prosperado bajo el mando de Pisístrato, quien construyó el Telesterion o templo de Deméter (Álvarez, 1961), el cual fue destruido por los godos de Alarico, recién convertidos al cristianismo en el siglo IV n.e. (Leipoldt y Grundman, 1973). Mientras duró el culto, los ritos y procesiones eleusinos eran tan respetados que en épocas de guerra se hacían treguas santas para permitir sus celebraciones (Noss y Noss, 1994; Taylor-Perry, 2003). Al igual que otras tradiciones mistéricas, los misterios eleusinos inicialmente se relacionaban con ritos agrarios y el bienestar de una comunidad específica, en este caso la de Eleusis, situada a aproximadamente 25 kilómetros de Atenas (Tripolitis, 2002; Taylor-Perry, 2003). Los festivales se vinculaban a las etapas en el cultivo del trigo y reflejaban el tiempo que pasaba Perséfone o Kore con su madre Deméter y con Hades. Kore y Deméter son diosas agrarias que representan las encarnaciones del viejo y nuevo trigo. Hades o Plutón, el dios subterráneo, se une en matrimonio con Kore, no tanto como dios de la muerte, sino como dador de los frutos de la tierra. Según el mito, Hades deseaba una esposa y, con el consentimiento de Zeus, raptó a Kore. Mientras Deméter buscaba a su hija en vano, Hécate y Helios le informaron de lo sucedido. Deméter se disfrazó y arribó a la morada de Celeo, rey de Eleusis, donde cuidó del pequeño príncipe Demofonte. Con el fin de inmortalizarlo, intentó purificarlo con el fuego, pero fue detenida por la Reina Metanira, madre del pequeño Demofonte. En ese momento, Deméter reveló su verdadera identidad y los eleusinos, maravillados, le construyeron un templo. Puesto que Deméter se había rehusado a hacer las paces con los demás dioses, la tierra no había producido nada. Los eleusinos, entonces, rogaron a Hades para que devolviera a Kore, con el fin de aplacar la cólera de Deméter. Hades accedió, pero debido a que Kore había comido una semilla de granada durante su estancia en el mundo subterráneo, estaba obligada a permanecer la tercera parte del año con él y el resto del año al lado de su madre. Satisfecha con semejante arreglo, Deméter hizo crecer el trigo nuevamente y enseñó sus ritos a los eleusinos. Siendo así, quien los recibiera y celebrara estaría bajo su bendición por encima de los demás mortales al morir. Contemplación y salvación en los misterios eleusinos 5 4.2. Ritos de iniciación en los misterios eleusinos 4.2.1. Los misterios menores Debido a la clandestinidad con la que se celebraban los misterios, los esfuerzos para reproducir lo que ocurría en estos ritos han resultado algunas veces en interpretaciones contradictorias de la evidencia arqueológica, epigráfica y textual, especialmente en lo que se refiere a los misterios mayores (Álvarez, 1961; Clinton, 1974; Taylor-Perry, 2003). Los misterios eleusinos recibían a mujeres y hombres como aspirantes para ser iniciados en el culto. Entre los requisitos de participación figuraban el hablar koiné o griego común de la época y no haber cometido crímenes sin una purificación ritual posterior (Tripolitis, 2002; Taylor-Perry, 2003). Bajo amenaza de prisión o de muerte, los iniciados no podían revelar lo que habían experimentado en el Telesterion, pero sí podían dar testimonio del impacto emocional y del poder transformativo de sus experiencias mistéricas (Godwin, 1981; Taylor-Perry, 2003). Las iniciaciones eleusinas tenían dos tipos de misterios: los misterios menores celebrados en Agrai y los misterios mayores celebrados en Eleusis; los rituales se enfocaban en la muerte y la resurrección (Godwin, 1981; Martín, 2005; Taylor-Perry, 2003). Los misterios menores preparaban a los futuros iniciados para los misterios mayores y se celebraban en el mes de Antesterión. Leipoldt y Grundmann (1973) consideran que el Antesterión corresponde al equinoccio de verano, i.e., alrededor del 21 de junio en el calendario contemporáneo, mientras que Taylor-Perry (2003) lo ubica entre mediados de febrero y mediados de marzo en el calendario contemporáneo. En los misterios menores, los iniciados recibían información oral, lo cual podría incluir la “palabra clave al Paraíso de Deméter” (Godwin, 1981, p. 34) para ser usada después de la muerte. Los mystai o participantes en los misterios comenzaban su experiencia iniciática con un descenso ritualizado al mundo subterráneo en Agrai, a lo mejor como parte de una muerte simbólica (Martín, 2005; Taylor-Perry, 2003), para luego culminar su experiencia iniciática con un renacimiento en Eleusis al celebrar los misterios mayores. 4.2.2. Los misterios mayores Quienes habían completado los misterios mayores se llamaban epoptai o “los que tienen los ojos abiertos” o “los que han visto” (Taylor-Perry, 2003). Para participar en los misterios mayores celebrados en Eleusis, era requisito haber sido iniciado en los misterios menores en Agrai. Leipoldt y Grundmann (1973) y Taylor-Perry (2003) coinciden en que los festivales menores y mayores se celebraban en épocas que correspondían a los ciclos agrarios de siembra en primavera y cosecha en otoño. Los rituales mayores comenzaban con un festival de nueve días, en el mes de Boedromión. Leipoldt y Grundmann (1973) asocian Boedromión con el equinoccio de otoño (alrededor del 21 de setiembre en el calendario contemporáneo) y afirman que los mystai iniciados en los misterios menores en Agrai tenían que esperar hasta Boedromión del año siguiente para participar en los misterios mayores. En cambio, Taylor-Perry (2003) opina que el mes de Boedromión transcurría desde mediados de setiembre a mediados de octubre y que 6 Katherine Masís Iverson los mystai aguardaban aproximadamente siete meses (desde mediados de febrero a mediados de marzo) antes de participar en los misterios mayores. Puesto que no todos los mystai que hablaban griego eran de Grecia, en el intervalo entre los misterios menores y los misterios mayores se instruía a los mystai en el mito de Deméter y Kore (Taylor-Perry, 2003). Al comienzo de los nueve días de los misterios mayores, las sacerdotisas y los epheboi o guerreros escoltas se reunían en el santuario de Eleusis, para luego llevar los kalathoi o cestos sagrados con alimentos e instrumentos ceremoniales que necesitarían los mystai por la Vía Sacra hasta Atenas, la cual tenía ermitas erigidas por epoptai agradecidos (Taylor-Perry, 2003). Es probable que los mystai ayunaran y se purificaran con baños rituales. Luego había otra procesión con los kalathoi de regreso a Eleusis. En algún punto los mystai atravesaban el Puente de Rhiti, y celebraban la Noche de las Antorchas con cantos y danzas de corte dionisiaco hasta llegar a Eleusis, donde golpeaban la tierra, el Reino de Hades, y llamaban a los habitantes para que los asistieran en la búsqueda de Kore, a la luz de las antorchas. (Taylor-Perry, 2003). Después de la Noche de las Antorchas, había descanso, ayuno, visitas a ermitas locales y entrega de ofrendas en el Temenos o santuario exterior del Telesterion. Taylor-Perry (2003) sostiene que se sacrificaban cerdos, machos cabríos, carneros y toros a Asclepios, Dionisio, Poseidón y Artemis. Según se mencionó anteriormente, con el fin de desprestigiar los rituales mistéricos, Clemente de Alejandría hace un recuento de objetos trasladados dentro y fuera de cestas a cofres y viceversa en el ritual eleusino como si fueran manipulaciones sin ningún sentido (Taylor-Perry, 2003). Para ello, cita un synthema o breve descripción del ritual eleusino; según Clemente, los mystai hacían la siguiente proclamación a su regreso al santuario eleusino: “Ayuné, bebí el kykeon [bebida de agua, cebada, polea y otras hierbas], tomé de la kiste [cofre], operé con ello, lo puse de nuevo en el kalathos [cesta] y del kalathos lo puse en la kiste” (Leipoldt y Grundmann, p. 116). Puesto que Clemente nunca participó como iniciado ni tampoco ingirió alimentos ni bebidas ceremoniales, es comprensible que los ritos no tuvieran sentido para él (Taylor-Perry, 2003). Debido a que era prohibido divulgar los detalles de los rituales más significativos, es de esperar que haya lagunas deliberadas en este synthema o formulación que, según Taylor-Perry (2003), posiblemente funcionaba como contraseña de los mystai. Los contenidos del kalathoi consistían en un mortero, un pistilo, un peine, un cuchillo y un kernos o separador de alimentos, los cuales incluían semillas, granos, legumbres, miel, aceite, hierbas y frutas secas, similares a las ofrendas utilizadas para apaciguar a los espíritus de los muertos en el día final de Anesterión (Taylor-Perry, 2003). Taylor-Perry (2003) considera que la frase “operé con ello” se refiere a la ingesta de una o más sustancias enteógenas(1) presentes en el kykeon con la cual había libación, seguida de una oblación con los alimentos mencionados. Contemplación y salvación en los misterios eleusinos 7 En los días siguientes, los mystai se sometían a ritos de purificación antes de entrar al Telesterion propiamente hablando. Aquí se llevaban a cabo los rituales de iniciación que era prohibido divulgar y que causaban un impacto emotivo tan fuerte que influía en ellos por el resto de sus vidas. Puesto que los mystai guardaron bien los secretos de los ritos, hoy día no hay certeza sobre qué sucedía exactamente en la octava y última noche ceremonial, pero sí se sabe que involucraba una experiencia intensa y provocadora que alteraba sus percepciones sobre la vida, la muerte y el más allá (Álvarez, 1961; Godwin, 1981; Martín, 2005; Taylor-Perry, 2003). La epopteia o contemplación era la experiencia decisiva, la experiencia mística de percepción directa de lo divino, lo numinoso (Schmitt, 1955), lo que convertía al iniciado en “un hombre que sabe, que conoce los misterios, que ha tenido revelaciones de orden metafísico” (Eliade, 1998, p. 137, énfasis original). No hay consenso al respecto de qué era capaz de producir un impacto emocional tan fuerte en los mystai próximos a convertirse en epoptai. Taylor-Perry (2003) sugiere que la experiencia transformativa de los últimos rituales quizás se lograba comenzando por una desnudez ritual que recordaría a los mystai los fundamentos de la existencia, seguido de la entronización de cada mystai en un asiento cubierto de piel de oveja. Igualmente, la sensación de transición de la realidad cotidiana al reino de los dioses pudo haberse incrementado con una danza alrededor del iniciado llevada a cabo por los epheboi armados de lanzas y escudos, seguida de una dramatización de los ritos de siembra y cosecha celebrados en los misterios menores en Agrai. Hacia el final del ciclo de ceremonias de los misterios mayores, el hierofante les presentaba a los mystai un símbolo específico que producía una impresión tan fuerte en ellos, que muchos informaban luego que sus vidas se habían transformado a raíz de los misterios (Godwin, 1981; Taylor-Perry, 2003). Otto (1955) considera que el hierofante podría haberles mostrado un objeto tan familiar como una simple espiga de trigo, la cual apuntaba a una mejor vida de ultratumba, simbolizando así la muerte y resurrección del alma humana. Para los no iniciados en los misterios, una espiga de trigo podría causar desilusión (Godwin, 1981). No obstante, “La espiga de trigo que nace y madura con rapidez milagrosa es…una parte de los misterios de Deméter…La espiga de trigo que de repente crece, se cosecha en silencio y se muestra a los mystai es una revelación y juramento de la diosa, quien primero dio este fruto a la humanidad a través de los eleusinos” (Otto, 1955, p. 25, traducción propia). Es probable que el hierofante entonara cantos y leyera instructivos cuya divulgación era prohibida para los mystai. Hay consenso general en que es probable que hubiera una representación dramática de la historia de Deméter y Kore y que la experiencia espiritual sublime y de apogeo podría incluir una reunión dramatizada entre Deméter y Kore (de Menasce, 1955; Kerényi, 1955, Taylor-Perry, 2003). No obstante su probable realización, Taylor-Perry (2003) sostiene que una producción teatral difícilmente habría podido producir un impacto tan fuerte en los iniciados año tras año. Los espectadores de los misterios eran los epoptai, “los que han visto” y tenían permiso para observar los ritos en el Telesterion pues cumplían con el 8 Katherine Masís Iverson requisito de haber sido iniciados en ellos, sin importar su lugar de origen. En cambio, entre los theatai que asistían al teatro común no había extranjeros. Las visiones producían una impresión tal que los mystai percibían la vida con más alegría y la muerte con menos temor, para lo cual es posible que pasaran por una experiencia de muerte ficticia durante las ceremonias (Godwin, 1981; Martín, 2005). Independientemente de las visiones externas que pudieron haber tenido los mystai entre las columnas llenas de antorchas, humo y sombras del Telesterion, las visiones que producían impacto y transformación psicológica eran internas. Durante el ritual, los mystai ingerían el kykeon, bebida de libación confeccionada con cebada, poleo y otros ingredientes secretos (Taylor-Perry, 2003). Además de los contenidos exactos del kykeon, otro secreto muy bien guardado en los misterios eleusinos es qué ocurría en el clímax de la última noche, cuando el hierofante le mostraba el ta hiera o “lo sagrado” a los mystai (Taylor-Perry, 2003). Taylor-Perry (2003) y Wasson (1986) sostiene que la noche final del ritual incluía alguna sustancia o sustancias enteógenas que producían estados alterados de conciencia, específicamente de lo numinoso. Dichas sustancias habrían sido cuidadosamente suministradas y monitoreadas por el Hierofante y sus ayudantes en determinados puntos de la última noche ceremonial en el Telesterion. La iniciación en los misterios menores, las labores preparativas y las altas expectativas de los mystai, junto con la posible presencia de sustancias enteógenas durante las celebraciones finales de los misterios mayores, podrían haber contribuido a facilitar la experiencia tan profundamente transformadora a la que se referían luego los iniciados. Las bondades prometidas a Deméter llegaron a abarcar un amplio espectro: desde la fertilidad agrícola hasta la salvación individual y la contemplación numinosa capaz de transformar las vidas de sus seguidores. 5. CONCLUSIONES En las épocas helenística y helenístico-romana, la añoranza de soteria o salvación individual y epopteia o contemplación directa nació al calor de una pérdida del sentido de pertenencia con respecto a los cultos tradicionales de las polis clásicas y a las religiones nacionales de las grandes urbes. Al igual que las demás tradiciones mistéricas, los misterios eleusinos tenían su origen en cultos agrarios fundamentados en un mito, en este caso el de Kore y Deméter. El antiguo culto agrario luego fue reformulado según las necesidades de soteria de los individuos que participaban en estos misterios. Luego de procesiones, purificaciones y otros rituales preparatorios distribuidos en varios días, los mystai eleusinos recibían instrucciones a puerta cerrada que probablemente tenían relación con rituales adicionales, cantos y dramatizaciones. Es posible que la ingesta de alguna sustancia o sustancias enteógenas facilitara el fenómeno de epopteia o contemplación de verdades transformadoras y salvíficas que propiciaban un sentimiento de participación en la naturaleza divina. Contemplación y salvación en los misterios eleusinos 9 NOTA 1. El término “enteógeno” fue acuñado por el filólogo clásico estadounidense Carl A. Ruck y significa “dios generado dentro de sí”. Las sustancias enteógenas son de origen vegetal que “estuvieron y están en la mismísima raíz de los Misterios” (Wasson, 1986, p. 30, traducción propia). Los narcóticos no clasifican como enteógenos pues adormecen a quien los ingiere. Las sustancias alucinógenas tampoco son necesariamente enteógenas, pues, como su nombre lo indica, su ingesta puede producir percepciones engañosas, i.e., no necesariamente facilitan la revelación ni la percepción de verdades numinosas. REFERENCIAS Álvarez de Miranda, A. (1961). Las religiones mistéricas. Madrid: Castilla. Clinton, K. (1974). The Sacred Officials of the Eleusinian Mysteries. Transactions of the American Philosophical Society 64(3):1-143. De Menasce, J. (1955). The mysteries and the religion of Iran. En J. Campbell (ed.), The Mysteries: Papers from the Eranos Yearbooks. Nueva York: Pantheon. Eliade, M. (1998). Lo sagrado y lo profano. Trad. L. Gil Fernández y R.A. Díez Aragón. Barcelona: Paidós. Godwin, J. (1981). Mystery Religions in the Ancient World. San Francisco, California: Harper and Row. Kerényi, C. (1955). The mysteries of the Kabeiroi. En J. Campbell (ed.), The Mysteries: Papers from the Eranos Yearbooks. Nueva York: Pantheon. Leipoldt, J. & Grundmann, W. (1973). El mundo del Nuevo Testamento vol. 1. Trad. L. Gil. Madrid: Cristiandad. Martín Hernández, R. (2005). La muerte como experiencia mistérica. Estudio sobre la posibilidad de una experiencia de muerte ficticia en las iniciaciones griegas. Ilu: Revista deciencias de las religiones 10:85-105. Noss, D. y Noss, J.B. (1994). A History of the World’s Religions. 9a ed. Nueva York: Macmillan. Otto, W.F. (1955). The Meaning of the Eleusinian Mysteries. En J. Campbell (ed.), The Mysteries: Papers from the Eranos Yearbooks. Nueva York: Pantheon. Schmitt, P. (1955). The Ancient Mysteries in the Society of their Time, their Transformation and Most Recent Echoes. En J. Campbell (ed.), The Mysteries: Papers from the Eranos Yearbooks. Nueva York: Pantheon. 10 Katherine Masís Iverson Taylor-Perry, R. (2003). The God Who Comes: Dionysian Mysteries Revisited. Nueva York: Algora. Tripolitis, A. (2002). Religions of the Hellenistic-Roman Age. Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company. Wasson, G. (1986). Persephone’s quest. En G. Wasson, S. Kramrisch et al., Persephone’s Quest: Entheogens and the Origins of Religion, pp. 17-81. New Haven: Yale University Press. Todos los derechos reservados. Universidad de Costa Rica. 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